Aunque ya nos encontramos en el siglo XXI y la República Dominicana muestra modernidad y crecimiento urbano en las principales ciudades del país, aún existen muchas brechas por solucionar y una de ellas es, sin duda, el acceso a la electricidad.
En definitiva el desarrollo suele llegar más tarde a las zonas más pobres, y es el caso del sur del país. Es precisamente en esta región donde Nature Power Foundation desarrolla un micro proyecto de energía renovable que a finales del 2018 logró iluminar la vida de 300 personas repartidas en 66 familias.
Este programa se centró en esta primera etapa en Arroyo Grande, San Juan de la Maguana y Sabana Yegua Viejo, Azua.
Laura Rojas, directora ejecutiva de Nature Power Foundation, quien visitó esta redacción junto al embajador de Alemania, destacó que la colocación de estos paneles fue posible gracias al aporte de 60 000 euros donados por la Embajada de la República Federal de Alemania en República Dominicana.
“Gracias a la benevolencia del gobierno de Alemania hemos podido mejorar las condiciones de vida de estas familias y llevar soluciones sostenibles que nos permiten promover el cuidado del medio ambiente en la República Dominicana”, expresó Rojas.
Por su lado Volker Pellet, embajador de Alemania, quien en tan solo cinco meses en el país se enamoró esta iniciativa, manifestó que este micro proyecto de energía renovable además de impulsar el desarrollo de las comunidades es sostenible en el tiempo y amigable con el medioambiente.
“Nos complace trabajar junto a Nature Power Foundation ofreciendo el apoyo financiero que permita cubrir las necesidades básicas de energía a dominicanos que se encuentran en comunidades rurales con condiciones económicas y sociales muy precarias”, expresó Pellet.
Dijo que han recibido muchas solicitudes de ayuda para diferentes programas, sin embargo, inmediatamente conocieron el trabajo de Nature Power Foundation decidieron cooperar ya que es un plan profesional que tiene objetivos y principios muy bien definidos.
Aseguró que este proyecto es compatible con los principios que ellos como embajada esperan de un programa social, entre los que destacó que tenga un impacto positivo en el medio ambiente, que sea sostenible y que impacte la vida de la gente de la comunidad, ayudando a mejorar sus condiciones.
En ese sentido, Laura Rojas reiteró que el propósito de la fundación con este tipo de ayuda es construir comunidades sostenibles para que sus habitantes no tengan que emigrar a Santo Domingo y puedan alcanzar el desarrollo en su lugar de origen.
“La gente de la comunidad participó de todo el proceso de instalación. Cada persona aporta con lo que sabe hacer y eso los empodera y los hace responsable de cuidar sus paneles”, dice.
Una de las grandes ventajas que han visto en este sistema energético es que en la República Dominicana todo el año hay sol.