Hoy 
Papá Bibi es terco redomado, hombre de dura cerviz, como afirma la Biblia sobre los hebreos, y lo reiteró el 24-01-10, cuando reconfirmó: El Estado de Israel retendrá para siempre partes de Cisjordania.
Cisjordania y el Este de Jerusalén eran parte del territorio de Jordania que el Estado de Israel se anexó luego de la Guerra de los Seis Días de 1967, retornó posteriormente a Jordania y ésta la cedió con miras de fundar el Estado Palestino, una crisálida que hasta que no evolucione a mariposa, no habrá paz en el Oriente Próximo.
El día 10 del presente mes de marzo, apenas había concluido Bibi Netanhiau, primer Ministro de Israel, Papá Bibi, sus conversaciones con el vicepresidente estadounidense Joe Biden, retroexcavadoras atronaban Ramat Shlomo, oeste de Jerusalén, para construir 1,600 nuevos asentamientos ilegales de colonos judíos, sin importar las censuras de su invitado y las minucias de los cables noticiosos alusivos al incomodo del presidente Barack Obama con la actitud desafiante de Papá Bibi.
Es una diplomacia de doble moral, una ópera bufa, un sainete cruel que accionan todos los gobiernos norteamericanos con su protegido y hasta hijo putativo que condiciona y elabora un colchón protector el poderoso lobbysmo israelí en el tío Sam, del que nos ilustraron John J. Marsheimer y Stepen M. Walt en su formidable documento histórico intitulado El lobby israelí, ediciones Taurus 2006.
Con este otro protectorado que rememora al del general ICAM Allende, Papá Bibi y sus sustitutos podrán sabotear la paz, detenerla por un tiempo, pero no atajarla para siempre, porque como sentenció el Gran Emancipador en la oración de Gettysburg: Es posible engañar a uno durante un tiempo, inclusive a muchos durante mucho tiempo, pero no a todos todo el tiempo
Para que le sirva el traje a Papá Bibi y al embajador Amos Radian.
