CIUDAD DEL VATICANO . — El papa Francisco cerró el domingo la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, con lo que formalmente puso fin al Año Santo de la Misericordia que declaró para enfatizar la necesidad de una mayor reconciliación y perdón en la Iglesia y en el mundo.
Después de cerrar la puerta fuertemente ornamentada, Francisco instó a unas 70.000 personas que asistieron a la misa en la Plaza de San Pedro del Vaticano a que —si bien el año de plegarias y encuentros especiales ha terminado— permanezcan abiertas a las perspectivas de la reconciliación.
«Pidamos la gracia de no cerrar nunca las puertas de la reconciliación y el perdón, y de saber cómo ir más allá del mal y de las diferencias, abriendo todo camino posible de esperanza», dijo el papa durante la homilía.
Un día antes, en una ceremonia en la que la Iglesia recibió 17 nuevos cardenales, el papa lamentó una oleada de hostilidad y polarización en el mundo, especialmente hacia aquellos que muchos consideran enemigos simplemente porque son otras nacionalidades, religiones o razas.
«Así como Dios cree en nosotros, infinitamente más allá de los méritos que tenemos, también nosotros estamos llamados a inculcar esperanza y a ofrecer oportunidades a los demás», dijo Francisco el domingo.
El Año Santo, que comenzó el 8 de diciembre de 2015, atrajo unos 20 millones de peregrinos a Roma, donde cruzaron la Puerta Santa en el Vaticano y otras basílicas de Roma.
Una larga fila de fieles serpenteó por la plaza el sábado por la noche para tener la última oportunidad de cruzar por la Puerta Santa, que está al lado de la entrada principal de la Basílica de San Pedro.
Horas más tarde, el pontífice tiró lenta y firmemente de un lado de la puerta con paneles ornamentados, y luego del otro lado. La puerta estará sellada hasta que se declare otro Año Santo.