CIUDAD DEL VATICANO (AP).– El papa Benedicto XVI le pidió ayer, jueves, al presidente venezolano Hugo Chávez garantizar en su país el respeto de los derechos de los católicos y expresó inquietud por iniciativas del mandatario en el campo de la educación y la salud. La Iglesia Católica ha sido uno de los principales críticos del gobierno de Chávez, con el que ha tenido varios roces, los cuales no pasaron inadvertidos en la reunión.

Durante un encuentro de poco más de media hora el pontífice le planteó a Chávez su preocupación por la propuesta de retirarle la palabra «Católica’’ a la Universidad Católica Santa Rosa de Lima y «por un proyecto de reforma de la instrucción en el cual no sería incluida la enseñanza de religión’’, según informó el portavoz del pontífice Joaquín Navarro Valls.

La Asamblea Nacional venezolana estudia una propuesta de declarar «de carácter laico’’ la educación. Si bien no está claro cómo esto afectaría a las escuelas, la Iglesia venezolana se opone a la iniciativa y el subsecretario de la Conferencia Episcopal Venezolana Aldo Fonti dijo que «da la impresión de (que se busca) un control total’’ de la educación.

El gobierno, por otra parte, propuso que se retire la palabra Católica al nombre de la universidad privada de Santa Rosa de Lima.

En una aparente alusión al aborto, Benedicto le solicitó a Chávez que «los programas de salud pública mantengan como punto central la protección de la vida desde su inicio’’. La Iglesia se opone a que se aflojen las severas restricciones al aborto en Venezuela, como han planteado algunos sectores.

Benedicto XVI, finalmente, subrayó que la Iglesia desea tener total libertad para nombrar obispos. Aludía a un inusual acuerdo firmado por la Iglesia y el estado venezolano en 1961, por el cual el gobierno debe aprobar los nombramientos en un plazo de 30 días.

Chávez, según el vocero del Vaticano, «aseguró su interés acerca de las peticiones del Papa y su empeño por superar toda tensión en el respeto de los derechos de todos’’.

La audiencia privada duró 35 minutos.

El pontífice le regaló a Chávez una copia de su primera encíclica y las medallas de su pontificado, en tanto que el mandatario venezolano le entregó al pontífice una pintura de Simón Bolívar.

Chávez dijo en una conferencia de prensa que la Iglesia Católica venezolana no debe tener temor alguno acerca de su libertad y su independencia: «No puede tener ninguna razón para preocuparse’’.

Agregó que «lo que algunos llaman crisis entre la Iglesia católica y el gobierno venezolano tiene sus límites en tiempo, en espacio y en personajes. Los problemas que ha habido… se ven reducidos a una cantidad muy pequeña de casos y de personas’’, dijo Chávez, sin dar detalles.

«Queremos que eso quede en el pasado. Como se dice, queremos darle vuelta a la página’’, manifestó.

Acto seguido, no obstante, sostuvo que en el intento de golpe de estado del 2002 «participaron algunos jerarcas de la Iglesia’’.

«Pero queremos que eso quede en el pasado porque no ocurrirá nunca más’’, insistió.

Afirmó, por otra parte, que se está creando un mapa político independiente en América Latina de los Estados Unidos.

Mencionó a este propósito a los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia «y seguirán llegando nuevos liderazgos con una nueva conciencia latinoamericana’’.

Dijo que a la base de las divergencias con los Estados Unidos está el petróleo venezolano y lo comparó con el duelo bíblico entre David y Goliat.

«Goliat se creía dueño de Venezuela, y era dueño de Venezuela, y dueño del petróleo y del gas, desde hace casi un siglo’’, aseveró.

Negó haberse inmiscuido en las políticas nacionales y electorales de otros países, como Perú y México y aseveró que su país no está aislado, como lo presenta los Estados Unidos, según afirmó.

«(La secretaria de Estado estadounidense) Condoleezza Rice está llamando a la creación de un frente mundial antiChávez: van a fracasar, pero están trabajando muy duro, gastando mucho dinero, comprando a mucha gente, presionando a países enteros’’, aseveró.

Se pronunció en favor de la «creación de un mega estado de los países de América Latina, para poder sobrevivir para insertarse con éxito en este mundo globalizado’’.

Chávez, quien llegó el miércoles a Roma, viajaba el jueves a Viena para participar en la cumbre de la Unión Europea y Latinoamérica y proseguirá a Gran Bretaña, Libia y Argelia.

Una nueva era  con Iglesia

ROMA (AFP).- El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aseguró ayer, jueves, en Roma que se ha iniciado una “nueva era” en las relaciones entre la jerarquía de la Iglesia católica y el gobierno que preside, pese al inusual pedido de Benedicto XVI para que se respeten los derechos de los católicos en el país andino.

“Queremos dar vuelta a la página. El conflicto con la Iglesia quedó en el pasado”, afirmó el mandatario venezolano en el curso de una larga conferencia de prensa de más de tres horas celebrada en un conocido hotel de la capital italiana.

El mandatario venezolano, que conversó por más de media hora con Benedicto XVI, evitó abordar los puntos de conflicto existentes entre la Iglesia venezolana y el gobierno, los cuales fueron claramente indicados en la carta que le entregó el Papa al mandatario sudamericano en el curso de la audiencia privada celebrada en el palacio apostólico.

“El Santo Padre entregó al presidente una carta personal que resume sus preocupaciones pastorales para el bien del país”, precisó en un comunicado la Santa Sede.

Con la entrega oficial de la carta, un gesto poco usual en el protocolo de la Santa Sede, Benedicto XVI quiso recalcar que existen aún serios problemas, entre ellos la designación de obispos.

“Ante todo se reitera la libertad de la Santa Sede para nombrar obispos”, sostiene el comunicado, dejando entender que el gobierno de Chávez ha hecho presiones para tales designaciones.

Es la primera vez que se habla públicamente en el Vaticano de tales presiones, aunque se conocen los duros enfrentamientos protagonizados por el cardenal Rosalío Castillo Lara, acérrimo “antichavista” con el gobierno y el fallecido cardenal Ignacio Velasco.

“La crisis entre la Iglesia católica y el gobierno venezolano tiene sus límites. Los problemas que ha habido se reducen a pocos casos. No nombro ninguno. Pero hoy le recordé al Papa que en el golpe de Estado del 2002 la jerarquía de la iglesia participó”, afirmó Chávez.

El mandatario venezolano no olvida que el ex arzobispo de Caracas, el cardenal Velasco, fallecido en julio 2003, firmó el 12 de marzo de 2002, el decreto que disolvió los poderes tras el golpe que obligó a Chávez a abandonar el gobierno durante 47 horas en abril del mismo año.

Se trató de una de las crisis más graves vividas por el gobierno de Chávez, quien impulsa un nuevo socialismo, inspirado en el héroe independentista Simón Bolívar.

En su misiva, el Papa expresa sus preocupaciones por “el proyecto de reforma de la enseñanza que excluye la religión de los programas”, por los programas de salud pública, los cuales deben “mantener como punto clave la protección de la vida desde su concepción” y pidió que se respete “la independencia” de los medios de prensa católicos.

Igualmente, Benedicto XVI pidió que la “universidad católica de Santa Rosa de Lima pueda mantener siempre su identidad católica”, ya que teme que sea convertida en un centro público.

“Con la designación del nuevo nuncio apostólico Giacinto Berlocco, la proclamación como cardenal del arzobispo de Caracas Jorge Urosa y la elección como presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana de monseñor Ubaldo Santana, el conflicto quedó en el pasado, el tono es de una nueva era”, afirmó Chávez.

“¿Libertad para los obispos? Nadie quiere interferir. Nadie va a sustituir a la Iglesia para designar sus obispos”, respondió el mandatario sudamericano, quien admitió que a su gobierno y a la iglesia los une “la opción por los pobres”.

“Hablamos de pobreza, de educación, salud, de los logros alcanzados con las misiones sociales”, comentó Chávez, quien espera conquistar así un aliado importante para su “revolución bolivariana”.