Papa habla sobre abusos sexuales obispos EU

Papa habla sobre abusos sexuales obispos EU

CIUDAD DEL VATICANO (AP).- El Papa Juan Pablo II manifestó el viernes a un grupo de obispos estadounidenses que lo visitaron que la dolorosa experiencia de la Iglesia de enfrentar el escándalo de abuso sexual también aportó esperanza y razones para una reforma y renovación.

El pontífice de 83 años expresó a obispos de los estados de la Florida, Georgia, y las Carolinas que como líderes de sus comunidades necesitaban ser mejores modelos y los «primeros en acomodar» sus vidas a Cristo y la santidad.

«Nuestro encuentro tiene lugar en momentos difíciles de la historia de la Iglesia en Estados Unidos», expresó Juan Pablo II durante la audiencia privada.

Dijo que muchos de ellos le habían manifestado personalmente el «dolor causado por el escándalo de abusos sexuales durante los últimos dos años y la urgente necesidad de recrear la confianza y promover una mejora entre los obispos, los sacerdotes y los seglares».

Juan Pablo dijo que continúa confiando en la iglesia de Estados Unidos y confía en la predisposición de los obispos para enfrenar las «equivocaciones y fallas del pasado, y al mismo tiempo buscar un aprendizaje de ellas para contribuir con este trabajo de reconciliación y renovación».

El actual momento de dificultades de la Iglesia estadounidense «también es un momento de esperanzas, de que la esperanza no desilusiona porque está basada en el Espíritu Santo», sostuvo, de acuerdo con una copia de sus declaraciones distribuida por el Vaticano a la prensa.

El encuentro del viernes fue el primero de una serie que el Papa mantendrá este año con obispos de Estados Unidos.

El escándalo de abusos sexuales estalló hace dos años, con decenas de informes de que los sacerdotes que los cometían eran trasladados de una diócesis a otra en lugar de ser sancionados.

Desde entonces, unos 700 sacerdotes y diáconos acusados han sido destituidos de la diócesis católica.

Después del peor momento de la crisis de los escándalos, el Papa convocó a los cardenales estadounidenses a Roma y les dijo que el abuso sexual de menores por parte de sacerdotes era considerado un crimen y «pecado atroz» ante Dios, y que no había «lugar en el sacerdocio y en la vida religiosa para aquellos que perjudican a los jóvenes».

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