Papa llama a diálogo OM y fin tensión AL

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CIUDAD DEL VATICANO (AFP).- El papa Benedicto XVI expresó el día de Navidad su gran “preocupación” ante la situación en Oriente Medio, deseando que el diálogo y la buena voluntad se impongan, y pidió además “al Niño Dios” que extinga los focos de tensión que hacen el futuro incierto en Latinoamérica y otras regiones del mundo.

La situación en Oriente Medio, región querida por los Cristianos que tienen allí sus lugares sagrados, fue uno de los temas centrales del tradicional mensaje de Navidad del Papa, quien también envió una larga carta a las comunidades de esa parte del mundo.

El sumo pontífice les aseguró que contaran con su “proximidad espiritual” en las pruebas que sufren, y expresó su deseo de viajar a Tierra Santa y orar en Jerusalén “patria de todos los descendientes de Abraham”, es decir de los judíos, los cristianos y los musulmanes.

La bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y el mundo) transmitida en directo por 61 canales de televisión de 42 países fue otro motivo para que el Papa hablara de Oriente Medio, antes de desear una “Feliz Navidad” en 62 idiomas. “En este día de fiesta, pienso con gran preocupación en la región del Oriente Medio, probada por numerosos y graves conflictos, y espero que se abra a una perspectiva de paz justa y duradera, respetando los derechos inalienables de los pueblos que la habitan”, dijo

“Confío al divino Niño de Belén los indicios de una reanudación del diálogo entre israelíes y palestinos que hemos observado estos días, así como la esperanza de ulteriores desarrollos reconfortantes”, dijo.

“Confío en que, después de tantas víctimas, destrucciones e incertidumbres, reviva y progrese un Líbano democrático, abierto a los demás, en diálogo con las culturas y las religiones. Hago un llamamiento a los que tienen en sus manos el destino de Irak, para que cese la feroz violencia que ensangrienta el país y se asegure una existencia normal a todos sus habitantes”, añadió.

El papa invocó “a Dios para que en Darfur y en toda África se ponga término a los conflictos fraticidas, cicatricen pronto las heridas abiertas en la carne de ese continente y se consoliden los procesos de reconciliación, democracia y desarrollo”.

También pidió al “Niño Dios, Príncipe de la paz”, hacer “que se extingan los focos de tensión que hacen incierto el futuro de otras partes del mundo, tanto en Europa como en Latinoamérica”.

“Hay quienes ven su cuerpo y el de los propios seres queridos, especialmente niños, destrozado por el uso de las armas, por el terrorismo y por cualquier tipo de violencia en una época en que se invoca y proclama por doquier el progreso, la solidaridad y la paz para todos”, añadió Benedicto XVI.

“Es Navidad: hoy entra en el mundo la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Hoy, justo hoy, Cristo viene de nuevo “entre los suyos” y a quienes lo acogen les da “poder para ser hijos de Dios”.

“Hoy, también hoy, nuestro Salvador ha nacido en el mundo, porque sabe que lo necesitamos. A pesar de tantas formas de progreso, el ser humano es el mismo de siempre: una libertad tensa entre bien y mal, entre vida y muerte”, agregó.

“Es precisamente en su intimidad, en lo que la Biblia llama el “corazón”, donde siempre necesita ser salvado. Y en la época actual postmoderna necesita quizás aún más un Salvador, porque la sociedad en la que vive se ha vuelto más compleja y se han hecho más insidiosas las amenazas para su integridad personal y moral”, dijo.

El papa añadió que “podemos decir que en Belén ha nacido el pueblo cristiano, cuerpo místico de Cristo en el que cada miembro está unido íntimamente al otro en una total solidaridad. Nuestro Salvador ha nacido para todos. Tenemos que proclamarlo no sólo con las palabras, sino también con toda nuestra vida, dando al mundo el testimonio de comunidades unidas y abiertas, en las que reina la hermandad y el perdón, la acogida y el servicio recíproco, la verdad, la justicia y el amor”.

“Queridos hermanos y hermanas, dondequiera que os encontréis, que llegue hasta vosotros este mensaje de alegría y de esperanza: Dios se ha hecho hombre en Jesucristo; ha nacido de la Virgen María y renace hoy en la Iglesia. Él es quien lleva a todos el amor del Padre celestial. ¡Él es el Salvador del mundo! No temáis, abridle el corazón, acogedlo, para que su Reino de amor y de paz se convierta en herencia común de todos. ¡Feliz Navidad!

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