El papa Francisco pidió el domingo que los gobiernos tomen medidas rápidas y decisivas para evitar la muerte de más migrantes en el mar. Francisco inclinó la cabeza en una plegaria silenciosa por los migrantes, quizá hasta 150, que se ahogaron esta semana en el Mediterráneo al naufragar varios botes de contrabandistas cerca de la costa libia.
El pontífice invitó a los fieles en la Plaza de San Pedro a orar con él por las víctimas y sus familias.
Su llamada a la comunidad internacional llegó horas después de que un barco de la Guardia Costera italiana atracara en Sicilia con unos 130 migrantes rescatados.
Sin embargo, el gobierno italiano ha vetado el desembarco de los migrantes a menos que otros países acepten acogerlos.
El pontífice instó a los gobiernos a “actuar con prontitud y decisión para evitar una repetición de tragedias similares y garantizar la seguridad y dignidad de todo el mundo».

Sobre los 150. – La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) afirmó que algunos de los supervivientes del hundimiento de una barca de manera frente a Libia aseguraron que habían desaparecido entre las aguas al menos 150 personas, en lo que es la mayor tragedia ocurrido en el Mediterráneo desde mayo de 2017. El accidente se produjo a unos nueve kilómetros de la costa de Libia, cuando la embarcación de madera en la que viajaban entre 250 y 300 migrantes, en su mayoría procedentes de Eritrea y Sudán, comenzó a tener problemas en el motor y comenzó a hundirse. En ese momento, no había barcos de ningún operativo europeo y tampoco de las oenegés, ya que algunas han visto como la Justicia italiana se ha incautado de sus barcos.
La única nave operativa en este momento es la “Ocean Viking” de SOS Mediterranée y Médicos sin Fronteras, pero aún no ha llegado a la zona, y el barco de Open Arms está atracado en Sicilia.