Las salas de tareas deberán disponer de una bibliografía básica, de mapas, diccionarios, periódicos, enciclopedias y otros medios para la enseñanza que sirvan de soporte al docente y a los alumnos.  

La familia ha de propiciar una comunicación entre la escuela y quien dirige la sala de tareas y recuperación, cuando esta persona trabaja en un espacio fuera de la institución escolar. También dará seguimiento al desarrollo y crecimiento de los estudiantes, bien sea que se encuentre en la escuela o fuera de ella y velará porque reciban la ayuda adecuada a sus dificultades.

Cuando los estudiantes hayan superado sus problemas, deberán continuar solos su desarrollo o asistir a la sala de tareas menor cantidad de tiempo, de forma tal, que aprendan a asumir sus responsabilidades de manera independiente.

Algunos estudiantes necesitan ayuda permanente, durante toda su vida escolar. En este caso, la familia deberá proporcionarles los medios para que la reciban.

Recordemos que los estudiantes reciben orientaciones, ayudas, en las salas de tareas y recuperación, pero eso no significa que  le deben hacer las tareas, porque, de ser así,  bloquearían su desarrollo. Estas ayudas han de favorecer su independencia cognoscitiva y sus posibilidades de ser y de crecer.

Ayudemos a nuestros hijos y estudiantes cuando lo necesitan y retiremos poco a poco las ayudas, cuando tienen posibilidades de trabajar solos, para favorecer sus posibilidades de volar con alas propias y ser independientes.