De vez en cuando, los miles de fieles recibían chorros de agua de camiones cisterna repartido por el lugar de la concentación
DILI, Timor Oriental
Unas 600,000 personas, casi la mitad de la población de Timor Oriental, abarrotaron un parque el martes para la última misa del papa Francisco en el país, en el mismo lugar donde San Juan Pablo II ofició una histórica liturgia durante la lucha de la nación por independizarse de Indonesia.
Aunque otras misas papales han congregado a millones de personas en países más poblados, y seguramente habría ciudadanos de otras nacionalidades entre la multitud, se cree que la asistencia del martes en el pequeño Timor Oriental es la mayor de la historia para un acto papal, en términos de proporción de la población. El parque de Tasitolu era un mar de paraguas blancos y amarillos mientras los timorenses se protegían del sol de la tarde mientras esperaban la llegada de Francisco para la misa vespertina.
De vez en cuando, recibían chorros de agua de camiones cisterna repartidos por todo el terreno.
“Estamos muy contentos de que el papa haya venido a Timor porque bendice nuestra tierra y a nuestro pueblo«, dijo Dirce Maria Teresa Freitas, de 44 años, quien llegó al parque a las 9 de mañana, más de siete horas antes de la misa, desde la ciudad de Baucau.
Se dice que Tasitolu fue uno de los lugares donde las tropas indonesias arrojaron los cadáveres de los asesinados durante sus 24 años de gobierno en Timor Oriental. Ahora se conoce como el “Parque de la Paz” y cuenta con una estatua de Juan Pablo II para conmemorar su visita de 1989.