CIUDAD DEL VATICANO (AP) El papa Juan Pablo II celebró el día de Navidad pidiéndole a Jesucristo, ante miles de personas, que salve al mundo de la guerra, del terrorismo y del desánimo de hallar paz, en especial entre israelíes y palestinos.

De esta forma, el sumo pontífice ofició su tradicional bendición del 25 de diciembre en su mensaje «Urbi et Orbi» (latín para «a la ciudad y al mundo») horas después de haber celebrado la solemne Misa del Gallo.

El Papa, visiblemente cansado pero con gran determinación, ofició la homilía de medianoche y su bendición del jueves con voz fuerte y clara. Se mostró más fuerte que en anteriores eventos, y no entregó su discurso a ayudantes para que lo terminaran de leer.

El sumo pontífice, que tiene 83 años, sufre del mal del Parkinson así como de otras dolencias reumatológicas que prácticamente le impiden caminar o pararse. También tiene dificultad para articular sus palabras, aunque el miércoles y el jueves fue claro y conciso.

Al mediodía, el Papa comenzó a elevar sus plegarias desde las escalinatas que dominan la Plaza de San Pedro. Bendijo a los que se congregaron en el Vaticano, que estaba decorado por un árbol de Navidad de 30 metros y un pesebre.

La plaza estaba colmada de creyentes y turistas. Muchos de ellos ondearon banderas y pañuelos, en medio de vitoreo, cuando el Papa emergió por una de las puertas del Vaticano en su silla papal, que estaba sobre una plataforma rodante. Algunas personas tenían lágrimas en los ojos.

Juan Pablo II le pidió a Jesucristo que librara al mundo «de los grandes males» que afectan a la humanidad al comienzo del tercer milenio. Dijo que era de particular importancia lograr un camino de paz en el Medio Oriente.

El miércoles, horas antes de que el pontífice celebrara la misa, el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, encabezó su edición en esta fiesta con el título «Navidad 2003, un grito por la paz».

«Ante el misterio de Belén renace la esperanza del mundo», afirmó el diario, refiriéndose a una de las fiestas cristianas más alegres.

En la misa de medianoche, el Papa se opuso con firmeza a la guerra encabezada por Estados Unidos contra Irak y criticó la decisión de declararla sin autorización de las Naciones Unidas. En un mensaje reciente, exhortó a un respeto renovado del derecho internacional y se refirió a los peligros del terrorismo y a la necesidad de reformar dicho derecho para combatir ese flagelo.

En su homilía, el Papa denunció, «­Se sigue derramando demasiada sangre sobre la Tierra! ­Demasiada violencia y muchos conflictos dificultan la coexistencia pacífica entre las naciones!»

«Vienes a traernos la paz», dijo Juan Pablo II refiriéndose al niño Jesús. «­Tú eres nuestra paz!»

«­O Noche Santa, tan esperada, que ha unido a Dios y al hombre para siempre!», afirmó el Papa. «Tú inflamas nuestra esperanza. Nos llenas de asombro extasiado. Nos aseguras el triunfo del amor sobre el odio, de la vida sobre la muerte».

En las últimas semanas se ha incrementado la seguridad en los alrededores del Vaticano, debido a informes de que terroristas pudieran atacar iglesias. La policía italiana protegió el perímetro de la enorme Plaza de San Pedro y los peregrinos que entraron a la basílica tuvieron que pasar por detectores de metales, aunque algunas revisiones fueron superficiales.