Papa pide paz, justicia para el mundo y Colombia

Papa pide paz, justicia para el mundo y Colombia

CIUDAD DEL VATICANO (EFE).- Juan Pablo II proclamó ayer en el Vaticano seis nuevos beatos, entre ellos una monja española, otra mexicana y otra colombiana, en una ceremonia en la que pidió por la paz y justicia en el mundo, y en especial para Colombia.

«Que la familia humana pueda encontrar el camino de la justicia y la paz», abogó el Papa, que también hizo votos para que Colombia, «inspirándose en el mensaje pacificador de su nueva beata (Laura Montoya) goce pronto de paz, justicia y progreso integral».

Con estas beatificaciones, el número de siervos de Dios elevados a la gloria de los altares por Juan Pablo II en sus 25 años de Pontificado asciende a 1.334. También ha proclamado 476 santos.

Los nuevos beatos son la religiosa salesiana española Eusebia Palomino Yenes (1899-1935); la mexicana María Guadalupe García Zavala (1878-1963) fundadora de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres, y la colombiana Laura Montoya (1874-1949), fundadora de la Congregación de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena.

Los otros tres son el sacerdote príncipe polaco Augusto Czartoryski (1858-1893), hijo de María Amparo, una de los siete hijos que tuvo la reina regente española María Cristina de Borbón (madre de Isabel II) de su matrimonio con el duque de Riansares; la religiosa portuguesa Alejandrina María da Costa (1904-1955) y la italiana Giulia Nemesia Valle (1847-1916).

La ceremonia se celebró en una mañana desapacible, que amenazaba lluvia, y en medio de fuertes pero discretas medidas de seguridad.

Las varias decenas de miles de personas que asistieron tuvieron que atravesar los detectores de metales colocados en la columnata de la Plaza de San Pedro y todos los bolsos, mochilas y otras pertenencias que portaban fueron controlados meticulosamente por la policía italiana.

Juan Pablo II presentaba buen aspecto y tenía la voz clara y fuerte, que mantuvo incluso hasta el final de la larga ceremonia.

En la homilía, pronunciada en español, portugués, polaco e italiano, Juan Pablo II resaltó la figura de los nuevos beatos y dijo que el amor hacia Cristo es el secreto de la santidad.

De sor Eusebia Palomino resaltó su espiritualidad y profunda humildad. «Para ella -dijo- lo importante era amar y servir, el resto no contaba».

«Con la radicalidad y la coherencia de sus opciones, sor Eusebia traza un camino fascinador y exigente de santidad para todos nosotros y especialmente para los jóvenes de nuestro tiempo», agregó.

De la colombiana Laura Montoya subrayó que «se sintió madre espiritual de los indígenas, a los que quiso mostrar el amor de Dios».

«Sus tiempos no fueron fáciles, pues las tensiones sociales ensangrentaban su país. Inspirándonos en su mensaje pacificador le pedimos hoy que la amada Colombia goce pronto de paz, justicia y de progreso integral», afirmó el Papa.

De la mexicana Guadalupe García Zavala resaltó su opción de no casarse y dedicarse, fundando una congregación religiosa, al servicio de los más pobres y enfermos.

Del príncipe polaco Augusto Czartosryski dijo que es un ejemplo de santidad para los jóvenes, ya que dejó todo para servir a Dios a través de la Iglesia.

El Obispo de Roma les proclamó beatos tras pronunciar una larga fórmula de beatificación en latín. También estipuló las fechas en las que las iglesias locales los festejarán.

La de la beata española será el 9 de febrero, la de la mexicana el 27 de abril, la de la colombiana el 21 de octubre, la del sacerdote polaco el 2 de agosto, la de la portuguesa el 13 de octubre y la de la italiana el 26 de junio.

La Iglesia admite para el beato el «culto privado», es decir en la zona donde nació o ejerció su labor, mientras que al santo se le reconoce el culto universal y es modelo público para todos los creyentes.

El obispo de Huelva (España), Ignacio Noguer Carmona, fue el encargado de solicitar al Papa la beatificación de la monja española, mientras que el cardenal de Guadalajara (México), Juan Sandoval Iñiguez, pidió la de Guadalupe García Zavala; y el arzobispo de Medellín (Colombia), Alberto Giraldo Jaramillo, la de Laura Montoya.

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