Valencia (España), (EFE).- Benedicto XVI “reafirmó” ayer ante cientos de miles de personas la “vigencia” de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, la única -dijo- capaz de contrarrestar el hedonismo, y pidió a los gobernantes que reflexionen sobre el bien que los hogares en paz y armonía aseguran al hombre.

El Papa, que mantuvo un encuentro “festivo y testimonial” con el que concluyó el V Encuentro Mundial de las familias, celebrado en Valencia (este español) también dijo que promover los valores del matrimonio no impiden “gustar plenamente la felicidad que el hombre y la mujer encuentran en su amor mutuo”.

Según el Papa teólogo, la fe y la ética cristiana no pretenden ahogar el amor, sino hacerlo más sano, fuerte y libre.  Teniendo en cuenta que el lema de este encuentro mundial ha sido “La transmisión de la fe en la familia”, el Pontífice, de 79 años, se refirió a los abuelos, “tan importantes en la familia, los que pueden dar a los nietos la perspectiva del tiempo, la memoria de la familia”, según dijo, y para los que pidió que bajo “ningún concepto sean excluidos del ámbito familiar”.

Esos fueron los puntos cardinales de un largo discurso, positivista, en el que el Papa Ratzinger resaltó los valores de la familia. No fue contra nadie, ni agresivo, más al contrario, abierto, según precisaron a EFE fuentes vaticanas, que señalaron que el Pontífice lo que hizo fue “resaltar las virtudes de la familia.

La cita no defraudó. Hubo desfiles de participantes con las banderas de países de todos los continentes, homenaje floral a la Virgen de los Desamparados -patrona de Valencia- y al Icono de la Sagrada Familia y varias familias contaron su vivir diario.

Al Papa se le vio feliz, una felicidad que sólo se volvió tristeza cuando en su primer acto en Valencia lo que hizo fue orar ante la boca de la estación del metro en el que recientemente murieron 42 personas en accidente.

Benedicto XVI vino a Valencia por la familia y en su línea de siempre dijo que ésta es el “ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor”.

Ratzinger afirmó con rotundidad que la familia es una “institución intermedia entre el individuo y la sociedad y nada la puede suplir totalmente”.

“Ella se apoya en una profunda relación interpersonal entre el esposo y la esposa”, agregó. Con estas palabras, el Papa reiteró lo que considera vital, que el matrimonio sólo es entre un hombre y una mujer y que los matrimonios de personas del mismo sexo ni lo son ni forman una familia.

Para la Iglesia, y Benedicto XVI lo subrayó, la familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro de los esposos durante toda su vida.

Asimismo dijo que es un bien insustituible para los hijos, “que han de ser fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Pidió que los padres digan “sí” a tener hijos o a adoptarlos y que estos crezcan en un clima de amor.

Advirtió a los padres de los desafíos de la sociedad actual, “marcada por la dispersión” y señaló que la Iglesia tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y aliento espiritual que fortalezca la cohesión familiar.

El Papa pidió a los matrimonios que se abran al don de la vida, ya que así -precisó “se contrarresta un hedonismo muy difundido, que banaliza las relaciones humanas y las vacía de su genuino valor y belleza”.

El Papa pidió a los gobernantes y legisladores que “reflexionen” sobre el bien evidente que los hogares en paz y en armonía aseguran al hombre, a la familia, “centro neurálgico de la sociedad”.

“El objeto de las leyes es el bien integral del hombre, la respuesta a sus necesidades y aspiraciones. Esto es una ayuda notable a la sociedad, de la cual no se puede privar y para los pueblos es una salvaguarda y una purificación”, señaló el Papa.

El encuentro con las familias puso fin a una intensa jornada en la que Ratzinger, el defensor de la familia tradicional, se reunió con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, impulsor del matrimonio entre personas del mismo sexo, en la primera entrevista que mantenían y que se desarrolló en un ambiente de gran cordialidad y expectación.

A la cita asistió la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que confirmó al Papa que ella es la que se encarga de las relaciones entre el Gobierno y el Vaticano y ante el que resaltó que Zapatero le ha encargado “buscar soluciones a los temas que compartimos, que son muchos”.

Antes, el Papa se reunió con los Reyes de España y todos su hijos y sus nietos, Benedicto XVI se emocionó y dijo que era muy “significativo” ver a toda la familia unida en una jornada como esta.