Papa se alimenta con sonda en la nariz

Papa se alimenta con sonda en la nariz

CIUDAD DEL VATICANO (AFP).- El papa Juan Pablo II, que se alimenta a través de una sonda nasogástrica, apareció este miércoles de nuevo silencioso ante la ventana de su apartamento en el Vaticano para bendecir a los fieles mientras se multiplican los rumores sobre su estado de salud.

   «El Papa continúa su lenta y progresiva convalecencia», aseguró su portavoz, Joaquín Navarro Valls, que anunció que el pontífice va a ser atendido por y en el Vaticano.

   Navarro Valls anunció también que el Papa va a ser alimentado mediante una sonda nasogástrica para «mejorar el aporte calórico y favorecer una válida recuperación de las fuerzas».

   Juan Pablo II «pasa muchas horas en un sillón, celebra la santa misa en su capilla privada y tiene contactos de trabajo con sus colaboradores, siguiendo directamente las actividades de la Santa Sede y la vida de la Iglesia», agregó.

   En su declaración, Navarro Valls subraya que la asistencia médica del Papa está asegurada «por el equipo médico del Estado del Vaticano», dirigido por su médico personal Renato Buzzonetti.

   La precisión, la primera declaración oficial sobre sus condiciones de salud en casi tres semanas, denota un cierto malestar con los médicos del hospital romano Gemelli, acusados de haber dejado circular versiones de una nueva hospitalización de Juan Pablo II.

   La sonda nasogástrica fue instalada en el mismo Vaticano y es una técnica que consiste en la introducción de un tubo por uno de los orificios nasales hasta el estómago y precede, según algunos especialistas, a la aplicación de una sonda externa directa por el abdomen al estomágo, llamada Peg (gastrostomía por endoscopia).

   Para el neurólogo Gianni Pezzoli, presidente de la asociación italiana de enfermos de Parkinson, hay que ver si tolera la sonda nasogástrica, ya que después de algunas semanas tiende a molestar y a producir úlceras, por lo que suele ser sustituida por la Peg.

   La enfermedad de Parkinson, que afecta al Papa desde hace unos trece años,  avanza inexorablemente y empezó a afectar la deglución además de los músculos de la respiración, por lo que fue sometido a una traqueotomía el pasado 24 de febrero.

   Expertos italianos aseguraron este miércoles en Roma que la decisión de alimentar al Papa mediante la sonda nasogástrica le permitirá recuperar fuerzas y evitar riesgos de infecciones.

   «La nutrición enteral, es decir, directa al aparato digestivo, es bien conocida y no entraña riesgos», aseguró el doctor Adolfo Attili, gastroenterólogo de la Universidad de Roma La Sapienza.

   Para el especialista tiene la ventaja de «que evita riesgos relacionados con la mala deglución y en particular que algún alimento acabe en las vías respiratorias provocando una pneumonía».

   Ahora el interrogante es el tiempo que el Papa será alimentado mediante la sonda y si tendrá que volver a ser hospitalizado de nuevo.

   Las audiencias públicas del Papa han sido anuladas y sus escasas apariciones están marcadas por su incapacidad para hablar, ya que pese a los esfuerzos que hace, no consigue articular palabra alguna, como ocurrió también este miércoles.

   El Papa apareció poco después de las 11H00 locales (09H00 GMT) en la ventana de su apartamento que da sobre la Plaza de San Pedro para bendecir a los fieles y trató breve e infructuosamente de dirigirles algunas palabras.

   La aparición resultó menos dramática de la del domingo de Pascua, cuando intentó en vano pronunciar la bendición «Urbi et Orbi», aunque los cientos de peregrinos que se congregaron en la plaza notaron que ha perdido mucho peso.

   Juan Pablo II permaneció cuatro minutos en la ventana bañada por el sol escuchando un mensaje para los niños de Milán, la oración y un saludo en polaco a sus compatriotas leído en su nombre.

   Con el saludo público, el Vaticano intenta tranquilizar a los 1.100 millones de católicos en todo el mundo, preocupados por el deterioro físico del anciano pontífice.

   «Tiene el rostro de verdad muy cansado», comentó la religiosa estadounidense Elizabeth Palmares, emocionada tras la aparición del Papa, trasmitida por las pantallas gigantes instaladas en la plaza de San Pedro.

   Cientos de religiosos y peregrinos se congregan los miércoles y los domingos para asistir a los saludos de Juan Pablo II, convencidos que de podrían ser las últimas apariciones públicas.

   «Al menos lo pudimos ver», confesaba la milanesa Luciana Paladini, quien teme que vuelva a ser hospitalizado.

 

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