Papel de Estados Unidos en nuevo Egipto aún no está claro 

Papel de Estados Unidos en nuevo Egipto aún no está claro 

EL CAIRO. AP. Tras haber presionado al nuevo presidente egipcio, la secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton buscará hoy emplear la influencia que le quede a Washington con el jefe del ejército, cuyo importante papel en el Egipto post-Hosni Mubarak está dividiendo el país entre quienes consideran a las fuerzas armadas una amenaza a la democracia y quienes las consideran un garante de estabilidad.  

Estados Unidos comparte las dos opiniones. La demanda de Clinton a los militares va a ser simple: Colaboren con los nuevos líderes islamistas de Egipto para la plena transición a un gobierno civil.  

Pero Washington habiendo aprobado ya otro enorme paquete de ayuda militar, no estaba claro que palanca le queda al gobierno de Barack Obama en sus esfuerzos por estabilizar Egipto y construir una nueva relación con su una vez férreo aliado árabe.  

El encuentro con el mariscal de campo Hussein Tantawi en El Cairo se produce en momentos en que la transformación de Egipto de dictadura a democracia está en peligro.  

El consejo de generales encabezado por Tantawi está trabado en una intensa batalla política con la Hermandad Musulmana tras reducir los poderes del flamante presidente Mohamed Morsi en vísperas de su toma de posesión el mes pasado y obligar a las cortes a disolver el parlamento, dominado por los islamistas. Esas dos acciones han creado una atmósfera en la que nadie está seguro de quién está en control ni adónde se encamina el país.   

Diecisiete meses tras las demostraciones callejeras que derrocaron a Mubarak, Estados Unidos se ha quedado sin un aliado y con poca influencia entre un grupo de viejas y nuevas figuras políticas que no parecen poder trazar un sendero mutuo hacia el futuro. Llamando el sábado a un arreglo y consenso tras su primera reunión con Morsi, Clinton mantuvo una posición neutra en la disputa. Pero el efecto inmediato de sus exhortaciones fue cero.  

Para el gobierno de Obama, la posición que respaldaba a los líderes militares de Egipto como sólidos aliados se desplomó con la caída de Mubarak. Washington quiere salvaguardar los intereses estadounidenses en la región, desde cooperación contraterrorismo hasta los esfuerzos de paz-árabe-israelíes, pero su agenda permanece en el aire mientras el país más populoso del mundo árabe sigue en torbellino.

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