PAPELES DE CINE

PAPELES DE CINE

Personas interesadas en el cine y su desarrollo, amantes del cine de toda la vida, enamorados con el sueño de un cine nacional, me piden cuenta, me increpan e insisten en decir que mi anterior artículo no representa un posición clara sobre la película.[tend]

Me lleno de asombro y reflexiono que hay personas adultas a quienes habría que alfabetizar en materia de significantes y contenidos.

En mi artículo anterior (publicado el sábado pasado, 6 de diciembre del 2003, bajo el título de :”Perico Ripiao… Cine a la cañona o notas sobre una comedia rural de chistes ensamblados al cine”…), solo el título es una toma de posición, creo yo…

Otro elemento que es una toma de posición es la larga advertencia a los nacionalismos pasionales que tanto daño han hecho de por vida en este país, todo lo chileno, por ser chileno, no es bueno; ni tampoco todo lo cubano es bueno por ser cubano, de igual modo, no podríamos pensar que todo lo que se haga en República Dominicana, por ser dominicano, es bueno: esta es una actitud elemental de buen raciocinio y mejor salud mental…

[b]DE LA CRITICA DE CINE Y SUS RIGORES:[/b]

Más de tres décadas en muchas actividades artísticas de este país, dejaron un sello de mediocridad inevitable, porque los cánones estaban impuestos por una maldita y excelente demagogia de la pobreza, un pútrido panfletarismo que todavía humea en algunas universidades estatales, con sus “guruses” estéticos, vendas ideológicas que no han sido más que escollos ciegos para mirar el cielo azul de la libertad creadora y sus múltiples senderos de diversidad.

El precio que hoy pagamos por no tener un buen cine nacional, no es solo la culpa del Estado y sus políticos pianistas al revés (allegro ma non tropo) revestidos de una vocacion para la incultura de espanto, para ellos Vivaldi es una discoteca de Puerto Plata, Mozart es un pitcher austriaco de los Tígueres del Licey y la señora María Callas era amiga de María la Turca, que le cuidaba la dulcería cuando la segunda, además, tenía gripe y fiebre de 35 grados Celsius.

Han pasado 34 años desde que llevé mi primer ensayo cinematográfico al viejo suplemento del Listín Diario ( periodo Herrera Sorribas, no quiero ni contusiones ni confusiones) y daría la impresión de que muchas ideas discutidas sobre lo que antes era el futuro, que ya pasó, se han cumplido, desgraciadamente al pie de la letra.

Eran largas conversaciones con Norberto James y el propio Humberto Frías, ido hace años, con cada uno en su tiempo, de la decadencia que se observaba y que solo el tiempo nos lo enrostraría, en un balance mustio y patético…

Todo lo que hoy acontece, ese lamentable retraso, tiene raíces de mediocridad muchísmo antes advertida, que conste…

La tradición de nuestra crítica de cine, que apenas ha sobrevivido con salud a la debacle arriba señalada, se campea tímida y a veces más memoria internet que Hollywood post september eleven, hoy con más medios que antes para ante una “Cinemateca” sin títulos clásicos, buscar el pan de esa formación a como dé lugar, de lo contrario, esa ortodoxia necesaria en la comparación de fechas y versiones de películas, sin ella, los juicios patinan en la duda eterna.

Yo vengo de una tradición crítica que optó por largarse de este país a buscar y beber todo lo que fuera necesario para la vocación elegida, porque aquí, en ese círculo infernal del chisme insular de acibar y pequeñeces, no era posible y desde entonces, sigo haciendo lo mismo: me voy para mirar el círculo entre nubes y otros aires y ello me ha permitido distancia, prudencia y responsabilidad crítica, asumida contra viento y marea, contra energúmenos(nas)…

En otras palabras, en mi artículo anterior muchas cosas quedaron clara, a saber:

1, que el cine no es televisión

2, que un director asume sus riesgos según sus limites y posibilidades.

3, que en un arte de la práctica, es mejor mucha práctica, pero el cine tiene otros complementos: cine en el cine, literatura, música, pintura, son inevitables, usted como director puede obviarlo, declararse inculto si quiere, pero cuando vemos obras importantes de cine, aunque sean óperas primas, y leemos entrevistas de los directores, entendemos en el discurso el valor de la trascendencia de la obra vista, la complicidad entre lo que se hace y lo que se piensa.

4, Que un cine nacional se construye en la diversidad de opciones, Perico Ripiao, es una de ellas…Las consecuencias y los retos se asumen según criterios…

A veces un morbo ligero ronda, y la gente quiere leer lo que ella misma piensa, que cada quien escriba lo que quiera leer, yo escribo lo que pienso, miro y reflexiono, así de simple.

Entonces, es lo que insisto en decir: no es esta película para mí no obra maestra ni ocho cuartos, es un producto artesanal, otro ejercicio importante para un equipo de técnicos dominicanos que esperan la otra película, que podría hacerla con otros criterios el mismo Angel Muñiz u otro, eso es lo bueno de la inspiración del cine…

[b]1.- PERICO RIPIAO: IDEAS PARA LA MUSICA DE UNA COMEDIA RURAL.[/b]

Pengbian Sang es un músico de Santiago muy conocido por mí desde hace mucho, desde cuando me tomaba la aventura de ir a escuchar Jazz en Santiago…

Tímido, desenvuelto, de poco hablar, pero de mejor tocar, de su generación ha sido siempre uno de los mejores músicos, en más de una ocasión le zumbaban las orejas, cuando quien escribe y Maridalia Hernández, comentábamos con entusiasmo de su talento y su visión musical, le perdí de vista y me dijeron que había abandonado el círculo infernal del chisme insular, desde el avión miraba la amada isla hacia su destino de formación y estudios…

Jingles experimentales, camino de todo que el que regresa, Juan Luis Guerra Story, hasta buscar el solio de su talento indiscutible…

( ¡tengo una fé en ese chinito! )

Me lo encuentro haciendo la banda sonora de una película difícil en su construccción y tratando de dar un acento de música nacional, para cumplir un poco con el título y el carácter de comedia de la película.

Por momento existe adecuación entre música e imagen, en otros momentos no, lo que existe es ruptura. A ello se debe agregar, según la copia que vi en el Diamond, que ha existido una sobre modulación en algunos momentos, que impide escuchar de modo diáfano el diálogo, evidentemente: asuntos de post producción, no de Pengbian Sang.

La fusión toma el espacio y por momento se recurre a temas más clásicos de nuestra música, pero variaciones son. Desconozco el tiempo o la premura para este trabajo, encargo al fin, del que dispuso el jove compositor.

De todos modos, hay en la música de Sang claves de la música dominicana que le dan fuerza a la cinta en sus momentos mejores logrados…

El talento de Pengbian Sang muestra que es posible en la confección de un proyecto fílmico Dominicano, contar con un personal confiable dispuesto a sortear retos hacia el futuro.

[b]2.- ¿EXISTE UN EQUIPO TECNICO DOMINICANO PARA HACER UNA BUENA PELICULA…?[/b]

Para responder esa pregunta, primero hay que hacer una aclaración: para que el arte del cine se complete, la noción de equipo y rutina de trabajo es importante.

El hecho de que la mayoría de las personas del equipo de Perico Ripiao (2003) haya trabajado en otras producciones fílmicas ( Leticia Tonos que es productora de Perico Ripiao, José Torres, sonidista, Micky Montilla, encargado de Casting, Edward Sainthlaire, maquillaje, Humberto Castellano, Camarográfo, Peyi Guzmán, Camarográfo ), que han pasado por tierras dominicanas, nos indica lo importante que es para un país sin industria fílmica, ni auténticas escuelas de cine, que esas producciones internacionales logren llegar a nuestra playa, los errores cometidos con la película La Habana ( 1990 ) de Sidney Pollack, nos han creado una mala fama de país difícil, que ahunyentamos en una sola oportunidad todas las otras oportunidades, que eran trabajo asalariado y entrenamiento profesional para los técnicos dominicanos, esperamos que con la famosa ley de Cine de la flamante Comisión Nacional de Cine, se puedan revertir estas imágenes negativas: los dominicanos aún les deben excusas a los que en Hollywood, alguna vez se aventuraron a filmar entre nosotros.

Sigo, creo que Perico Ripiao demuestra que hay un equipo para hacer las cosas, que hay una práctica y personas dedicadas desde hace muchos años al ejercicio de este bellísimo oficio de hacer valer las imágenes, para crear ficción e ilusiones de vida, cuando la película algo nos deja a cambio de una hora de oscuridad y emociones.

El despegue llega, creo se acerca y ese despegue hay que verlo desde fuera y desde dentro. Porque el cine dominicano producido en los Estados Unidos de América por Dominicanos y Dominicanas, va en mi cuenta.

Y quiero dejarlo escrito : he conocido gente de arrojo en esto del cine, por ahí viene “Made In República Dominicana”, gente que ama el cine y por hacer una película están dispuesto a todo, pienso en la gente de Pasaporte Rojo, a quienes acabo de ver en el 25 Festival del Cine Latinoamericano,en la Habana.

Creo que hay equipo y soy en este sentido muy optimista, creo en ellos porque los he visto formarse y he visto los resultados: la fotografía de Pedro Guzman Cordero (Peyi) por ejemplo ayuda a la personalidad de la cinta, los decorados de Franklyn Soto y la presencia de todo un equipo de gente seria cuya vida cotidiana es la perfección de ese oficio…

Si en alguna oportunidad mis juicios parecen ambiguos, se debe a que no está en mi animo profesional regatearle a la película lo que pueda tener de acierto, tampoco voy al desborde irracional del juicio falso.

Mantengo el péndulo a aguisa de evidencias, simplemente.

[b]EN PERICO RIPIAO, ACTORES DE TELEVISION: PROPUESTA POPULAR[/b]

Héroes histriónicos que nacieron en la Televisión, en la misma televisión de cartones nuestra, que cada vez más se hace sofisticada y tecnológica, pero sin gran formación de su material humano.

Se habla también de televisión a la cañona, lejana de una ortodoxia de estudio o loca por la creatividad. Ahí nacen esos actores, de origen social humilde, llevando a la pantalla chica la materia prima del humor popular, viviendo a veces en la pantalla chica, su propia vida marginal, lo que les permitió crecer en el seno de las clases populares: la interpretaron reivindicándola sin disminuirla ni ridiculizarla, porque ellos mismos venían de esa misma clase popular…

El humor en la República Dominicana tiene, tiene su historia y lo cierto es que en este momento en la propia televisión hay dos tendencias de humor y formas de interpretar el humor: los que han sido de origen de clase media, médium por mucho tiempo del humor “popular”, llegaron a ridiculizarla, los otros que vinieron luego, en la medida que era el humor que vivieron, congénito a su propia estructura social, se alejaron de la caricatura.

Estos actores de televisión en Perico Ripiao vuelven en esta película a sus mismos pasos: la representatividad de un humor popular que hay que otorgarle el valor que no caricaturiza, a excepción en la película del rol de Angel Haché, que en otro papel hubiera mostrado mejor su calidad de actor.

Los comediantes de televisión tienen caminos trillados, Raymond Pozo, Opción de las 12, Quedate ahí, Titirimundati.

Manolo Ozuna, que viene del teatro, De remate, y la comedia 9X9 Roberto…

Phillip Rodríguez, Freddy y Punto.

De lo que se trata es de establecer que todo esto se hace a la libre, no hay método, sistematización histriónica, lo que hay es una gana grande de ser alguien y trascender con un trabajo digno y representativo socialmente del medio de donde se proviene, que es la fuente inspiradora de un talento popular que la televisión consagró con el beneplácito de un público popular, que se ha sentido interpretado en la pantalla chica, por estos jóvenes.

Cuando Perico Ripiao se apoya en estos actores como protagonistas, los actores de teatro no son en su dramaturgia independientes, en general están subordinados a esta retórica de histriones televisivos, que son los que ponen la pauta, aunque a veces, valga la pena observarlo ( secuencia de Juan María Almonte ) la película cambia, pero de nuevo tiene que volver a su ritmo tv… Giovanni Cruz se ajusta a su personaje con gracia y apego.

De lo que se trata es de constatar que estos son los soportes histriónicos de Perico Ripiao y que una vez más, otro intento del cine nacional de la República Dominicana sigue el camino de la televisión, que ojalá sirva para una independencia del cine en la búsqueda real del cine.

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