Papeles de Trópico

Papeles de Trópico

La Guerra de Abril, de la que algunos somos sus hijos, malqueridos, jodidos, o lo que se quiera, marca una memoria para hacer cultura. Posiblemente otras personas no crean en aquella memoria, yo sí creo en ella; fue la mejor memoria porque creó las bases de una resistencia cultural, que la hubo, a todo lo que luego fue el periodo 1966-1978, Balaguerismo de las sombras, que incluía muertitos todos los días en las portadas del  vespertino El Nacional, dirigido por aquel poeta de los girasoles, entrañable, llamado con cariño inmenso: Freedy Gatón Arce.

Al margen del luto, las persecuciones y “El viento frío” de René del Risco, la Guerra de Abril dejó una forma de hacer cultura nacida de aquel Frente de Arte y Liberación donde estaban Ada Balcácer, Silvano Lora, Asdrúbal  Domínguez, Norberto James, Jacques Viaud Renaud, entre otros no menos dignos y brillantes.

La levadura cultural que produjo la Guerra de Abril tuvo herederos; la generación más inmediata fue la mía, la del 70, que asumió desde el cine un activismo fértil de modo inequívoco.

La tesis fascista de Goebbels, de que la cultura siempre es subversiva, hace alusión a la necesidad que tienen los regímenes autoritarios para controlar todo lo que el ser humano produce o respira.

Para ellos, lo subversivo es la expansión de  la libertad, que para desarrollo de cualquier arte es básica e importante. La tesis como tal adjudica a la cultura, planeta diferente a las atmósferas de las dictaduras, de izquierda o de derechas, un carácter de contradicción que dichos regímenes nunca aceptan, y persiguen…

Dicho criterio deja implícito que a la gente genuina de la cultura, la que se expresa con vocación libertaria, hay que vigilarla, hay que contenerla en sus ímpetus de libre expresión.

Por estas razones nadie en la República Dominicana, nadie puede entender, cómo se puede dirigir la cultura si los criterios para hacerlo, coinciden más con una visión de fascismo provincial que de las libertades ofrecidas por  la democracia actual, que en esta área debiese auspiciar, porque la cultura es algo más que discrimen y gigantes sobres de papel cebolla, dirigidos a la nada o al zafacón.

Ese control lo que pretende es la “uniformización” de todas las expresiones, a partir de una visión estatista de la cultura, espacio donde se desarrolla esa  ambición personal de pretender dirigir, controlar, sancionar, imponer, amenazar (¿resulta familar este ultimo adjetivo con el tiempo presente dominicano, yes or not?), a todos aquellos que no se plieguen a los designios omnímodos del mandamás cultural de turno.

En esta línea, se planifica una estrategia de rechazo o lista negra, abierta y pública, de tal modo que la gente entienda el mensaje y decida: o se arrima a los controles  y sus normas o desaparece de modo inmediato. Así se auspicia lo que en algunos casos se ha pretendido en la actualidad dominicana: borrar la memoria y el trabajo de quienes se atrevieron a desafiar la intolerancia Cultural.

De este modo, volviendo a la memoria histórica de los usos culturales en la República Dominicana, se podría hacer un breve esquema, que no pretende ser dogmático en materia de análisis, cuyo objetivo como proposición sería solo  ilustrar lo que hemos vivido y padecido en lo contemporáneo en relación al tema que desarrollo.

ESQUEMA TRUJILLO DE CULTURA  (1930-1961)

-Censura permanente, control de la lectura.

-Cultura de las elites de la dictadura.

-Cultura como acto social vacío, de vocación complaciente.

-Culto a  Primera Dama,  María Martínez de Trujillo.

-Valoración de sus «dotes» intelectuales.

-Literatura ramplona del loas al régimen.

-Control de los libros y las películas que se podían ver en el país.

-En fin, esquema de todo lo que hace una dictadura para promover la ceguera del conocimiento y la ignorancia.

ESQUEMA  BOSCH 

(Agosto  1962/Sep. 1963 )

-Preocupación por el folclor nacional auténtico.

-Otorgamiento de becas para el conocimiento en el exterior.

-Visión más amplia de la cultura truncada por un Golpe de Estado, por los mismos que aún creen en la ignorancia como sistema de atraso e ignorancia.

ESQUEMA GUERRA DE ABRIL

(Abril 1965 /  Julio  1965)

-Pese a su brevedad, fue un ensayo interesante de experiencias que luego continuaron y que sirvieron como esquema de trabajo y activismo cultural en momentos políticos y sociales  difíciles.

-Las actividades cinematográficas tuvieron en la Guerra de Abril un gran espaldarazo, se hicieron Cine-Forum y otros tipos de debates. Recitales de poesía estaban a la orden del día y allí nacieron, en cierta manera, los grupos culturales que luego del advenimiento de Balaguer al poder de nuevo, en 1966, servirían de resistencia y presencia cultural como testimonio moral, de que la Guerra no había sido en vano.

Me refiero a los grupos: El Puño, La Isla y La Antorcha. Todos saben que la Máscara fue una respuesta católica a los  otros grupos.

ESQUEMA BALAGUERISTA ( 1966-1978 )

-Letrado insigne, adoraba a los griegos porque los conocía al dedillo, los citaba en sus discursos aunque la mayoría no lo entendiera. Se sabía dueño de la cultura y el poder, al mismo tiempo se promovía con sus libros.

-Le interesaba construir espacios para la cultura, para  cuál cultura?…

-Dejó esos espacios y hay que reconocerlo sin chistar…

-Heredando los viejos hábitos de la dictadura de donde provenía, algunos censores eran los mismos y sabían bien el oficio que aprendieron desde hacía más de 30 años.

-El concepto de velada propia de la vivencia provincial era muy apreciado.

-Pero de nuevo, la idea de que la cultura era subversiva era una norma, como lo fue en ese tiempo.

-Para mí estas son las memorias básicas de nuestros esquemas culturales, dije que la idea no era un dogma, no lo pretendo…

-De todos modos una “trivia” no nos vendría mal:

El modelo actual de cultura en República Dominicana, ¿a cuál de todos los de arriba se parece?

La Democracia nos trajo la Secretaría de Cultura y  un modelo de gestión cultural compartido entre PLD y PRD, que insisto  merecen un debate público, porque el dinero de esos presupuestos es público; ello implica entonces, que criterios elitistas, discrimen y forzado ostracismo en los usos culturales, no tienen razón de ser.

Creo que nuestros modelos culturales a partir de la aparición de la Secretaria de Cultura, a la que me opuse rotundamente, porque venía del campo independiente de la Gestión Cultural, deben ser revisados, no le guste a quien no le guste; el asunto del Estado no es asunto hormonal, se trata de gestión pública, el que  no lo entienda así , que se vaya a su mundo bucólico … (cfe)

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