Papeles del Trópico
2009: todas las esperanzas posibles

<STRONG>Papeles del Trópico<BR></STRONG>2009: todas las esperanzas posibles

Creo que las enseñanzas de personajes y novelas que han marcado la humanidad contemporánea, tienen un   valor y sabiduría de vida extraordinaria. La obra literaria: «Guerra y  Paz» de León Tolstoy (1828-1910), nos brinda una galería humana de situaciones y personajes que no se quedaron inanimados en sus páginas antiguas.

Al margen del uso de la literatura como instrumento moralista, un vistazo a la vida y obra de Tolstoy deja la silueta de un hombre de su tiempo, cuya divisa esencial era la pedagogía, teniendo a su favor que las obsesiones moralizantes, no dañaron la trascendencia de su literatura.

Las pretensiones a las que aludo arriba tienen su mejor ejemplo en un cuento escrito en 1889 titulado «La  Sonata de Kreutzer «, cuya pretensión esencial es educar sobre sexo y matrimonio.

No obstante, en 1875 y 1877, escribe «Guerra y Paz», que trata sobre las guerras napoleónicas. En esta novela no deja de irradiar a fondo sus dotes de reformador, su vocación utópica.

El trasfondo trata sobre la invasión de Napoleón a un territorio donde los sentimientos de pertenencias telúricas son muy fuertes y donde también, destinos, fuerzas interiores desatinos y atinos, hacen un coctel pragmático que retrata bien las interioridades de los seres humanos, según pulsiones y circunstancias. No he elegido esta novela y su autor al azar, porque de modo diferente, nuestro país vive días aciagos…

No quiero extenderme con lo de León Tolstoy, pero es tentador, hablo de un hombre que estuvo en varias guerras y que luego en su literatura, mostró un valor por la vida y la educación aleccionador aún en nuestros días.

Si he elegido esa novela como paradigma para hablar de la construcción de la esperanza, se debe  a que en pocos dramas narrados sobre las historias de la humanidad presente, la tristeza y la esperanza estuvieron tan cerca, compartiendo el mismo espacio, desafiándose con tesón…

Creo que la esperanza habrá que inventarla, en el caso de la República Dominicana, posiblemente habrá que hacerlo con grandes estremecimientos ciudadanos que aleccionen el poder de turno, no importa quien este en él. La esperanza no puede ser un andamio fútil, lleno de palabras huecas, vacías de certezas felices en los desenlaces rotundos de los grandes momentos de un país.

El planteamiento es muy simple: nadie puede aceptar de modo pasivo que su espacio de vida, el lugar donde vivirá siempre, por laxismos burocráticos, por intereses individuales descarriados y espurios, se vea obnubilado sin soluciones del poder de  turno, con la negligencia clara y necia,de quienes fueron elegidos para mejorar situaciones encontradas no para empeorarlas…

La esperanza no se construye haciendo silencio cuando no es necesario;  la esperanza no se construye escondiendo e inventando verdades que mienten; la esperanza no se construye cuando se miente y se sabe que se está mintiendo, para quedar bien apoyado en la ignorancia de las mismas mayorías irredentas, que buscando mejorías votaron por el poder político de turno, abochornadas a veces en silencio al ver en la práctica del ejercicio el cinismo como divisa de intercambio, la indolencia explicada con sofismas celebrados por  nuevos chambelanes de cortes civiles, ciegos como los pajes bufones de las antiguas monarquías europeas, cuando se construía el absolutismo monarcal, no. La esperanza se construye con movilidad ciudadana, en los medios de comunicación, en todos los espacios posibles que converjan con las ilusiones simples de tener una mejor vida en este espacio donde vivimos y vamos a morir…

Hay que construir la esperanza, que es una arquitectura de la ilusión la cual no es frágil como las nubes o los cristales del cielo, pero hay que construirla, estoy convencido de que ello se hará con la visión  y la fuerza de los ciudadanos y ciudadanas, que tienen fe de  verdad en este país. En las novelas de Tolstoy, el dolor cruzaba varias puertas y a veces se topaba con la felicidad, en ese juego de puertas y laberintos de palacios mustios, que el autor construía jugando al destino y a la luz.

Todas esas ideas sabias, se deben recordar ahora, porque en el trayecto de la humanidad, según T. Chardin, la humanidad es una sola, solo que en tiempos diversos y con historias diferentes, pero siempre conservando la constante de una búsqueda que se resume a lo mismo: dolor, ilusión, amor guerra, paz y añoranza.

Creo  posible en la República Dominicana de hoy, a pesar de todo lo que vemos y nos estremece cada día, construir la esperanza; justamente los hechos negativos cotidianos son alertas rojas para que entendamos, que si juntos no despertamos, juntos dormidos  perderemos los derechos y las ilusiones de vivir con el valor de trascendencia y la conciencia de un ser humano, que cruza por esta tierra con mejores ilusiones.

Finalmente, la esperanza no llega sola, la esperanza nadie la regala, la esperanza se construye con actos claros y contundentes: lo que necesita la sociedad Dominicana de hoy para crear valores de mejor calidad de vida… (CFE)

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