Por Katia Ramírez
A menudo, los padres de jóvenes adolescentes comentan entre sí las dificultades que tienen para comunicarse con sus hijos. Mi hijo/a no me hace caso, la influencia de sus amigos es muy mala, no quiere estudiar, no podemos hablar cinco minutos sin pelearnos…
Con todos esos intentos fallidos para entablar una simple comunicación, ¿cómo podrían entonces los padres hablarles de cosas más serias como el amor, el sexo, las drogas y cómo evitar los embarazos?
Recientemente, un grupo de jóvenes de entre 15 y 18 años, provenientes de diferentes estados de la nación, se reunió en un evento organizado por la Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo en las Adolescentes. Ellos, sin pelos en la lengua, manifestaron lo que quieren escuchar de sus padres.
Los papás siempre nos están regañando, dice Paul. Son muy autoritarios, quieren que hagamos las cosas como ellos dicen y no nos dan opciones. No nos explican por qué nos dan un NO como respuesta.
Carla, dice por su parte: En la cultura latina los padres no hablan claro de sexo o de cómo evitar los embarazos, porque a ellos sus padres nunca les hablaron. Mi abuelita dice que eso era tabú, que no se podía hablar de ello. Creo que sería muy bueno que rompieran el ciclo y que fueran más modernos; que nos hablaran de las cosas tal como son.
Además de la comunicación directa y las explicaciones, los jóvenes se quejan del machismo y de la falta de confianza.
Un día mi papá me dijo que cuando cumpliera 18 años me iba a llevar a que conociera mujeres, dice Barragán. Me sentí muy mal porque creo que la cosa no es aprender a hacerlo [tener relaciones sexuales], sino hacerlo con la persona que uno quiera. Esta es una actitud muy machista de los padres latinos. Yo le pregunté a mi papá si iba a hacer lo mismo con mi hermana cuando cumpliera 18 años. Por supuesto me dijo que no.
Luis dice que los jóvenes entienden que para los padres latinos es muy difícil cumplir con su papel, pero que éstos deben agarrar la onda.
Los muchachos dicen que sus amigos tienen mucha influencia en ellos porque hablan de igual a igual.
Si los padres nos hablaran de tú a tú, sería más fácil. Que se acuerden cuando estaban como nosotros, dice Amanda.