Paquito D’ Rivera brilla
entre estrellas de la música

Paquito D’ Rivera brilla <BR>entre estrellas de la música

REGINALDO ATANAY
Nueva York.- Se le rindió tributo al músico y compositor cubano Paquito D’Rivera, con motivo de sus cincuenta años en el mundo de la música. Fue en el Carnegie Hall. Se trata de un artista cargado de alegría, honores, entusiasmo y talento, que es conocido en todos los continentes en que está repartido el planeta, y quien desde los seis años ha estado dando arte y creatividad, en todos los sitios donde hace su aparición.

El espectáculo contó con figuras de relieve en el ámbito artístico, como el pianista cubano Bebo Valdés, el cellista Yo-Yo Ma, el pianista dominicano Michael Camilo, la vocalista brasileña Rosa Pasos, Vibist Dava Samuel, con Andy Nerell, The New York Voices, el trompetista brasileño Claudio Roditi, el virtuoso de la guitarra Romero Lubando, y el maestro argentino del piano Pablo Ziegler.

Formaron parte del espectáculo, Las Hermanas Márquez, Las Hermanas Sister fron Cuba, Manuel Amargo, la soprano Brenda Feliciano, el director Pablo Zinder, así como Tania León, entre otros.

Paquito se presentó con su banda en la que actúan Alon Llavín, al piano; Oscar Signaro, bajo; Mark Walker y Pernell Saturnino, percusión.

El espectáculo es presentado por el Fujitsu Jazz Festival y producido por Pat Philips y Ettore Stratta.

Y… ¿Quién es Paquito D’Rivera? Le soltamos esta pregunta a Paquito: ¿Cómo comenzó tu vida en la música? ¿Te empujaron o fue una acción espontánea?

Responde D’Rivera: «Mi padre fue un saxofonista retirado del Ejército, quien importó de Francia la escuela clásica del Conservatorio de París. Estudiaba su instrumento ‘26 horas’ diarias, y contaba que yo me sentaba a su lado en una sillita con un saxofoncito plástico, a imitarlo». Añade: «A los cinco años de edad, como él tenía una pequeña oficina de importaciones musicales que traía, entre otras cosas, los instrumentos Selmer de París, me ordenó un saxofón chiquito, me enseñó a tocarlo, y un año más tarde (1954) me presentó con el quinteto de saxo de la orquesta Cosmopolita en una fiesta de fin de curso de la escuela Emilia Azcárate, de mi barrio, Marianao. De eso se cumplieron nada menos que cinco décadas en el 2004».

De la vida, opina: «Aunque no comparto su ideología política, tomo la canción de Violeta Parra como himno: ¡Gracias a la vida, que me ha dado tanto…! Pedir más sería egoísta, y por demás, inútil».

Paquito, reúne en sí una serie de cualidades que lo hacen especial; no es muy dado a los formalismos siempre tiene un chiste y una sonrisa a flor de labios, y siente y padece las miserias que acosan a los humanos.

Todas las preguntas que le hicimos, las contestó con humor y naturalidad. Al final de la entrevista le dijimos: «Agrega cualquier punto que estimes de interés para el público».

Cuba… dentro de unos tres años

Paquito siente a su Cuba, todo el tiempo. Y rara vez sostiene una conversación, sea seria o de humor, en que no cuele algo de Cuba.

Así, le preguntamos que, en sentido general, cómo visualiza a Cuba… dentro de unos tres años.

Y él la ve así:

«Si los gringos siguen «liberando» a los kurdos (y a las curdas) en el Medio Oriente, y la comunidad internacional sigue haciendo nada por sacar al «atorrante en jefe» de allí, la vislumbro peor que nunca; como ha venido sucediendo por los últimos 45 o 46 años. «El cuartito estará igualito», y sus moradores más hambrientos y asustados que hoy… ¡si es que eso es posible!»

EL NACIMIENTO DEL GRUPO IRAKERE

Del famoso grupo Irakere, del que fue de sus dirigentes, explica sus orígenes:

«Yo asumí la dirección de la Orquesta Cubana de Música Moderna al renunciar a dicho puesto el maestro Armando Romeo, en 1970. De aquella orquesta nació el famoso grupo Irakere, creado por Chucho y Oscar Valdez del cual fue subdirector.

«Con todos los adornos adicionales que se le han aditado a la historia a través del tiempo y el espacio, ese grupo se creó básicamente por el deseo de todo músico cubano de salir y conocer el mundo, cosa ésta vedada a la inmensa mayoría del pueblo cubano».

Dice también que «El concepto de la extraordinaria agrupación consistía en una única y sofisticada combinación sui-generis de jazz, rock, música cubana y elementos de la música europea. Era el único grupo que podía hacer tanto concierto de jazz, como música bailable; y desde Beny Moré, era la única orquesta de baile que la gente se paraba embebecida a mirarnos tocar. En el caso de Beny, al que miraban era a él, que además de cantar bien, era muy gracioso, pues la orquesta en sí –La Tribu como él la llamaba– en mi modesta opinión, no era peor que rompiera calzoncillo».

Paquito D’Rivera es músico «redondo»; tanto en lo clásico como en lo popular. Creció tocando principalmente a Wolfang Amadeus Mozart y a Carl María von Weber, que eran los autores favoritos de su padre, pero después mezcló todo eso con los jazzistas, los impresionistas y los contemporáneos, de modo que se pasea, diariamente, entre Maurice Ravel, hasta Telonios Monk, pasando por Ernesto Lecuona, Igor Stravinski, Gonzalo Roig, Héctor Villalobos, Dizzy Gillespie, Antonio Carlos Jobim, Gerswin, Piazzola y César Portillo de la Luz.

DE LOS PREMIOS GRAMMY

Paquito sabe de los premios Grammy; los ha ganado. Pero aunque esa presea es de gran valor en el ambiente artístico, eso no lo envanece. Lo explica así: «Aunque siempre agradezco humildemente cada distinción de que sea objeto, la verdad es que nunca he trabajado para premios, ya que a través de mi larga carrera he visto ignorar por demasiado tiempo a personas valiosas, a la vez que he visto premiar y hacerse famosos a algunos que merecen ser mulatos por cantar en público».

«Y como dato curioso, en el año 2002 la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas me concedió un premio nacional de periodismo, por un artículo mío criticando precisamente la política arbitraria de la «industria» de los premios. La pieza premiada, que fue publicada en el Miami Herald en inglés, y en el diario La Prensa, se llamaba: Un Premio Nóbel para la Mona Chita.

LO MÁS GRANDE QUE LE HA PASADO

Como artista, Paquito considera que lo más grande que le ha sucedido fue su reciente designación como American Jazz Master otorgado por el National Endowment of the Arts. Explica que «es el más alto honor a que pueda aspirar un músico de jazz en el mundo. Soy el más joven, el único hispano, y comparto la distinción con artistas de la talla de Ella Fitzgerald, Herbie Hancock, Dizzy Gillespie, Dave Brudeck, Duke Ellington y Sarah Vaughham».

Y también señala lo más grande que le ha pasado, como persona: «Al igual que tantas otras amistades de mi padre como Cachao, Chico O’Farril, Chocolate Armenteros y Pedrito Knight, también heredé la del gran pianista cubano Bebo Valdés; y quizás uno de mis grandes logros como ser humano fuera el haber ayudado a sacar del anonimato a uno de nuestros músicos más prominentes y queridos.

Después de 34 años en Estocolmo, alejado de los estudios de grabación y del mundo artístico, me enorgullece sobremanera haber sido yo la primera persona que se le ocurriera grabarle un disco en Alemania al «Caballón» Valdés. Creo que es una forma sana y deliciosa de alimentar mi ego.

Por otra parte, tenía también una deuda de gratitud con su hijo Chucho, ya que cuando ellos (él y Oscar Valdés) me llamaron para formar el grupo Irakere, yo estaba sin trabajo en mi casa, relegado por las autoridades culturales cubanas, como especie de castigo por mis inclinaciones jazzísticas.

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