Para analizar la balanza de pagos

Para analizar la balanza de pagos

La balanza de pagos es un sistema de cuentas diseñado para mostrar cómo financia una nación sus actividades internacionales y qué papel desempeña en la economía mundial. El punto clave de una balanza de pagos es el que se refiere a la liquidez externa, que detalla la relación entre los activos y pasivos corrientes del país, midiendo su capacidad para cancelar sus deudas externas y para adquirir los bienes y servicios que necesita importar. Las cuentas de la balanza están arregladas para agrupar todas las transacciones económicas realizadas y, como tal, su análisis debe reflejar los cambios y tendencias de la situación financiera nacional con el resto del mundo.

La técnica de registro contable de las transacciones de una balanza de pagos es la contabilidad de partida doble, porque en ella existen entradas y salidas de divisas y activos y pasivos internacionales. En la consolidación no aparecen las operaciones realizadas por las familias, empresas, instituciones no lucrativas y entidades del gobierno, sino sus agregados macroeconómicos. Las transacciones consisten en movimientos de mercancías, prestaciones de servicios, flujos de fondos monetarios o financieros y transferencias de propiedad.

El concepto de movimiento no comprende sólo el cambio de lugar físico o el desplazamiento de los bienes económicos, sino también el cambio de función económica, la transferencia de propiedad sobre aquellos y los cambios en la disposición, el carácter o el objeto de los activos y pasivos monetarios o financieros.

Así, la balanza de pagos global es una especie de “balance general” del sector externo nacional al fin de un período contable. Está compuesta por cuatro cuentas: a) la cuenta corriente, que registra las operaciones referidas a bienes, servicios y rentas así como a las transferencias corrientes; b) la cuenta de capital, que registra las transacciones financieras o de financiamiento vinculadas con inversiones directas, inversiones de cartera, movimiento de préstamos y depósitos; c) el movimiento en las reservas internacionales; y d) un renglón donde se anotan los errores y omisiones.

Formas de análisis.  La balanza de pagos de un país presenta dos formas alternativas de poder analizarse en forma simultánea: I) la vertical, cuando la formación de los asientos contables se descompone en forma tipo “balance”, en créditos y débitos y por una columna de saldos. El propósito de ésta forma es reflejar un estado de flujos periódicos al modo de una cuenta de ganancias y pérdidas considerando la dirección de los movimientos de divisas del país, provocados por la creación y extinción de derechos y obligaciones entre los residentes del país y del extranjero; y 2) la horizontal o funcional, cuando la formación de los asientos contables se descompone de acuerdo con la naturaleza o índole de las transacciones registradas. El propósito de ésta forma es proporcionar referencias sobre si los movimientos de fondos fueron originados por transacciones corrientes o de capital, o si estas últimas corresponden al sector privado, público o monetario.

Así, cuando la balanza de pagos se analiza en sentido horizontal, las cuentas pueden agruparse o reagruparse de diferentes maneras, de acuerdo a los fines analíticos que se persigan. Por ejemplo, la suma de las cuatro cuentas de mercancías, servicios no financieros, rendimiento de inversiones internacionales y de transferencias o donaciones, en primer lugar pueden agruparse para constituir la balanza comercial o, en sentido amplio, la llamada balanza en cuenta corriente. Por partida doble, la suma de las cuentas que financian la balanza, a través de sus movimientos de capitales monetarios o compensadores y sus movimientos no monetarios, agrupa la cuenta de capitales financieros. Así, vista a través de un balance analítico, el equilibrio del balance de pagos se obtiene de la igualación entre la “variación de reservas” y el resultado de la “balanza global”. Definida por sus fuentes u origen, la variación de reservas está compuesta por los saldos en las sub-cuentas de comercio, de servicios, de renta y de transferencias. Por sus usos o destino, la balanza global está formada por la “balanza básica” y  “capitales netos o de corto plazo”.

El balance de la cuenta corriente, vista como la suma de los saldos de comercio, servicios, renta y transferencias, es sumamente importante para inferir sobre las disponibilidades de divisas que presenta el país a través de sus ingresos y egresos totales y, su resultado relacionado con el Producto Interno Bruto (PIB) constituye un indicador del sector externo fundamental en el control o seguimiento de los programas monetarios-financieros nacionales o como indicador de referencia en las cartas/acuerdos (planes de estabilización) del Fondo Monetario Internacional (FMI). Por su parte, el balance capital y financiero está conformado por los balances en la inversión extranjera directa, inversión de cartera, por los flujos de capitales de corto, mediano y largo plazo, y por otras inversiones, representando la evolución del endeudamiento externo.

El análisis de este balance nos indica las formas financieras de las transacciones reales, si los residentes han pagado o se han endeudado y la participación del sector público y privado en el endeudamiento.

Mientras todas las operaciones que se registran en la balanza por cuenta corriente reflejan lo que se denomina “movimientos de carácter autónomo”, es decir, movimientos que vienen motivados por decisiones propias de las unidades económicas residentes en el país, en la balanza por cuenta de capital solo poseen propiamente esta característica las que se imputan en la balanza de capitales a largo plazo. Ante esta realidad, la balanza básica de un país lo que pretende medir es el resultado final de todos los “movimientos de carácter autónomo” que se han ido produciendo en el periodo considerado. Por ello, para obtener su importe se adicionan a los ingresos y pagos de la balanza en la cuenta corriente los movimientos en la balanza de capitales a largo plazo.

La balanza dominicana.  Entre 1989 y 2009, el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos dominicana no ha sido tan significativo. En la década de 1970  el déficit representó un promedio de 0.53% del  PIB, por los aportes de las transferencias y la renta de inversión. Ya en los 80 la situación mejoró sustancialmente al promediar un superávit de 4.78% del PIB por aportes de los saldos comerciales y de servicios. En décadas posteriores la situación empezó a empeorar, fruto del creciente déficit comercial y de los servicios de rentas de inversión, al representar un superávit de 0.22% del PIB en los 90, y un déficit de 2.7% del PIB a partir del año 2000. Desde entonces, si bien a partir de 2009 se proyecta una situación similar a la década precedente, se espera que el país experimente un nuevo repunte del nivel de sus exportaciones de bienes y servicios, logrando así una mejoría sustancial de las subcuentas de la balanza de pagos. Por otro lado, la cuenta capital y financiera de la balanza de pagos tuvo niveles similares entre las décadas de los 70 y los 80, al registrar porcentaje de 7.0 y 5.96% con respecto al PIB,  por el peso que representaron la inversión extranjera directa (2.57 y 1.19%) y los capitales de mediano y largo plazos (4.55 y 4.57%).

La cifra

1.18%  ha representado  el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), entre 1989 y 2009. Sin embargo, ese coeficiente se ha agravado a partir de 2005, al representar -5.1% del PIB.

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Interpretación

Una transacción en sí se define como un flujo económico que refleja la creación, transformación, intercambio, transferencia o extinción de un valor económico y entraña traspasos de propiedad de bienes y/o activos financieros, la prestación de servicios o el suministro de mano de obra y capital. Para interpretar la balanza de pagos hay que  comprender que el saldo de un balance de pagos no puede ser deficitario ni superavitario. La expresión de déficit de la balanza de pagos es incorrecta, ya que, como todo sistema contable de partida doble, está siempre saldada. En cambio, los sub-balances de la balanza de pagos (como las sub-cuentas de comercio, de servicios, de renta y de transferencias corrientes) tienen gran importancia analítica por sí solos. Todas estas sub-cuentas sí pueden ser deficitarias o superavitarias.

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