Para ayudar a que llegue más dinero a las familias

Para ayudar a que llegue más dinero a las familias

Todos los meses, Francisco Pacheco, que trabaja en Washington para una compañía que organiza a trabajadores en las calles, envía US$200.00 a México para pagar la escuela de sus dos hijos. Con los años, dice, se ha vuelto más fácil enviar dinero a casa. Pero todavía le parece que el proceso es costoso y complicado.

Estas quejas difícilmente constituyan materia para la alta política. Pero a instancias del Tesoro de EEUU, el tema de las remesas ocupó un punto elevado en el orden del día de la cumbre del Grupo de Ocho que se reunió en Georgia,

Mientras que la atención principal de los medios se concentró en el perdón de la deuda y la ayuda oficial, las remesas hacia los países en desarrollo son mucho mayores que las otras dos juntas. Los trabajadores en las economías desarrolladas enviaron US$93 millardos a sus países de origen el año pasado a través de canales oficiales, más un estimado entre 20% y 50% por vías no oficiales. Esas cifras superan con creces los US$58 millardos que las economías más ricas del mundo aportaron en ayuda gubernamental..

El dinero se puede enviar a los países en desarrollo mediante una serie de métodos diversos, tanto formales -a través del sistema bancario- e informales, con correos individuales y agentes. Las transferencias de dinero son confiables y fáciles de rastrear, pero los agentes pudieran extraer hasta un 20% de las transacciones pequeñas. Los métodos informales con frecuencia son más baratos, pero menos seguros.

El Tesoro de EEUU ha estado trabajando fuerte para reducir los costos de esas transferencias financieras y llevó el tema a Georgia. Las iniciativas del gobierno de EEUU han ayudado a rebajar el costo de enviar dinero a México en 60% durante los últimos cinco años.

Las remesas tienden a concentrarse en las necesidades inmediatas de los destinatarios, alimentos, ropa, pago de la vivienda y educación. En contraste, solo 50% de la ayuda del gobierno es en efectivo y parte de esta adopta la forma de donaciones de uso limitado, como compra de vehículos por los gobiernos de sus propias compañías insignia.

Investigaciones del Banco Mundial indican que el dinero que se envía a los hogares de los trabajadores tiene un efecto favorable en el crecimiento económico a largo plazo, y pudiera utilizarse para financiar la educación y la salud. AAún cuando se utiliza para el consumo, las remesas generan un efecto multiplicador, especialmente en los países pobres con alto nivel de desempleo@, dice Dilip Rapha, un alto economista del Banco Mundial. Otro de los beneficios de las remesas es que tienden a subir en los tiempos difíciles, cuando otras formas de flujo de capital privado suelen abandonar el país.

Sin embargo, abaratar el costo de las transacciones oficiales de la banca al nivel de los métodos no oficiales más baratos, pero con frecuencia menos confiables, es una tarea enorme. Un entramado de regulaciones internacionales y problemas de infraestructura constituyen un obstáculo, según admiten los funcionarios norteamericanos.

La primera etapa en reducir los costos, afirma el Tesoro de EEUU, parece simple: favorecer la competencia entre las instituciones financieras. Agregan que atraer la atención de las instituciones financieras hacia los grandes flujos que se están transfiriendo va a ayudar en el empeño.

En algunos países, aflojar las restricciones gubernamentales a los nuevos que entran al mercado, dificulta que los agentes de transferencia de dinero extraigan márgenes altos. Los efectos positivos de un mercado abarrotado se pueden ver en Hong Kong, donde la competencia ha llevado el costo de las transferencias a los filipinos hasta solo US$2.50 por transacción.

También se pueden reducir los costos armonizando los sistemas electrónicos de transferencia de fondos. Los grandes agentes de transferencias utilizan sus propios y costosos sistemas.

Una mezcla de inercia, falta de coordinación y regulación significa que los agentes no puedan emplear sistemas más baratos. Si los fondos se canalizan a través de Fedwire, por ejemplo, un sistema de transferencia electrónico desarrollado y mantenido por la Reserva Federal de EEUU, el costo se reduciría a 45 centavos por transacción. Con Swift, el sistema de mensajería utilizado por los bancos, cada transacción cuesta menos de 15 centavos de dólar.

ASi un sistema automatizado, similar al mecanismo FedACH que se acordó utilizar entre EEUU y México se estableciera entre las instituciones financieras, el costo de las transferencias bajaría a unos pocos centavos por transacción@, dice el señor Rapha. Un uso más amplio de ATM y tarjetas de débito pudiera reducir los costos laborales mucho más.

El costo de las remesas también sube por los controles cambiarios en algunos países receptores. Por ejemplo, Venezuela tiene una tasa de cambio dual. Los que remiten dinero por los canales oficiales pudieran perder más de la mitad del valor, comparado con la tasa oficial.

Disminuir el costo de las remesas pudieran tomar años y es poco probable que genere el tipo de publicidad positiva que los países donantes desean en ocasiones.

Pero en las conversaciones del G8 de esta semana, y a largo plazo, la esperanza del Tesoro de EEUU es que en los próximos años el señor Pacheco, y millones como él, encuentren que le llegará más de su dinero a sus hijos en México, y que menos de su esfuerzo será absorbido por cargos de manipulación.

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