El chitosán es una fibra derivada de la chitina, un polisacárido que se encuentra en el caparazón de crustáceos como el cangrejo, la langosta y la gamba.

En los últimos tiempos, esta fibra ha ido ganando una gran fama por su interesante actividad como coadyuvante en las dietas de control de peso. Pues ayuda a bajar esas libras que se tienen de más.
Cómo actúa. Este mecanismo evita la absorción de la grasa a nivel intestinal (algunos estudios muestran que lo hace hasta en un 30% de la grasa de la dieta).

El resultado es que se disminuye el valor calórico de los alimentos, y al tener las propiedades de una fibra, no aporta calorías. Se recomienda el chitosán en caso de excesos (comidas de trabajo, una boda, una fiesta…).

Cuando llega al medio ácido del estómago, el chitosán capta los lípidos y forma una estructura que es incapaz de absorberse en el tracto digestivo y, por tanto, se elimina con las heces.

Pese a estar elaborado con cutículas de crustáceos, puede ser consumido con total seguridad por personas alérgicas al marisco, pues carece de las proteínas, que son las causantes de la alergia.

Se recomienda consumirlo en cápsulas que se presenten bien dosificadas. Para consumirla, sigue las indicaciones de tu farmacéutico.