Para comenzar

Para comenzar

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
La Policía Nacional no sirve.
La Policía Nacional está llena de incapaces.
La Policía Nacional es una olla de grillos.
La Policía Nacional está llena de gatillos alegres.
Y mil cosas más se escuchan, se leen, se ven.

Pero ¡cuán buena es la Policía cuando recoge los heridos de un accidente en las carreteras!

¡Cuán buena es la Policía cuando acude presta al llamado de auxilio de un barrio en el cual hay un ladrón!

Sin un cuerpo de policía no hay sociedad que tenga equilibrio.

Y eso es lo que se trata de hacer con la Policía nuestra cuando se la capacita, cuando se exigen requisitos serios para el ingreso de nuevo personal, cuando se le dota de instrumentos idóneos para que pueda trabajar.

Desde siempre he estado cerca de la Policía; sé que sin ese cuerpo se disuelve la sociedad pues cada quien querrá imponer sus propias reglas y eso es el caos.

Que no venga ahora uno de los teóricos irresponsables que nos gastamos a señalar lo que todo el mundo conoce: que hay policías corruptos, matones, ladrones; también hay abogados y periodistas y médicos y curas y obispos y generales y comerciantes contrabandistas que delinquen de igual y de peores formas.

Algún día debe llegar el tiempo en el que nos dediquemos a trabajar, a arrimar el hombro con nuestro esfuerzo para tener y hacer un mejor país, en el cual el chisme no sea el estilo de mantener una conversación, la zancadilla desaparezca de las relaciones entre las personas, la violación a las leyes sea un mal recuerdo del pasado. Ese día debe llegar, mejor temprano que tarde.

Ello así, porque la sociedad dominicana no debe permitir que la delincuencia, la corrupción, el contrabando y las bajezas sean joyas que se exhiben en público como si se tratara de conductas que debieran ser imitadas.

El gobierno hace muy bien en redistribuir el presupuesto de la Policía para convertirla en un solo cuerpo, uniforme en sueldos y uniforme en el mando.

El desequilibrio creado cuando se fundaron la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) y la Policía Turística fue fuente de muchos disgustos y rozamientos entre policías y entre policías y militares.

Resulta difícil entender que un policía de tránsito, que es el papel de AMET, ganara un sueldo superior al de un oficial de Policía que trabaja en lugares peligrosos y en misiones delicadas.

Apena ver que un oficial superior de la Policía o de las Fuerzas Armadas tenga un sueldo inferior al de cualquier secretaria de una empresa privada.

Ahora que se ha dispuesto la reorientación y redistribución del presupuesto de la Policía, que un teniente gane 10 mil pesos es una buena noticia para las familias de los tenientes y para el oficial, que se sentirá mejor tratado.

Que un capitán gane 15 mil, un mayor 20 mil, un teniente coronel 23 mil, un coronel 25 ó 26 mil y un general 40 mil es el comienzo de una reforma estructural de la Policía que ha estado pendiente por mucho tiempo.

Aún hay mucho por hacer en la Policía, pero el comienzo va bueno.

Felicitaciones al Presidente de la República, al secretario de Interior y Policía y al jefe de la Policía Nacional.

¿Y los oficiales, superiores, subalternos, clases y rasos? Que lo disfruten y recuerden que manos que dan esperan. Se aumentan los sueldos, pero hay que aumentar la disciplina y la eficiencia.

Nada más, por ahora.

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