Para Crispín la capital dominicana es boricua

Para Crispín la capital dominicana es boricua

POR MARIVELL CONTRERAS
Crispín Fernández es uno de esos hombres sencillos y humildes que se hacen grandes a través de sus actuaciones y del ejercicio que hacen tanto de su pensamiento como en el área de la vida en que se manejan.

En su caso, ha hecho de la música su modo de vida y su forma de serle útil a la sociedad, porque a la vez que es uno de los saxofonistas más reconocidos y queridos del país, es un investigador natural del merengue que ama y defiende con pasión y a la vez maestro del Conservatorio Nacional de Música.

Es en este centro donde Crispín mantiene mayor contacto con la juventud del país interesada en integrarse al universo artístico dominicano, sobre todo aquellos que encuentran en el área popular su fórmula de expresión.

Indica que es necesario que el gobierno dominicano cree las condiciones para que no se tenga que cambiar la vocación de músico por otra profesión cualquiera.

El maestro Crispín Fernández entiende además que «hay que estimular a la familia para que una persona que nazca con el talento musical llegue hasta el nivel más alto».

«Ojalá podamos producir músicos de la calidad de José Antonio Molina y crear las condiciones para que gente como él no se tenga que ir del país», ruega.

Hace un llamado a la gente del Cibao que está luchando para establecer una orquesta sinfónica del Cibao para que no desmayen y tampoco «se pongan a esperar de los gobiernos de turno porque entonces nunca será una realidad».

Confiesa que sueña con una orquesta sinfónica dominicana que no aspire a ser europea «sino que realce los valores nuestros y que tenga un repertorio dominicano».

SANTIAGO, CAPITAL DEL MERENGUE

Crispín se ha convertido en un defensor a toda prueba de la música típica, merengue que entiende representa mejor que ningún otro a la República Dominicana.

Y, como cibaeño de pura cepa que es y con sus dotes de observador de la realidad musical del país se atreve a aseverar que «Santiago será dentro de poco la capital del merengue».

Y es que a su modo de ver la capital «está perdiendo vertiginosamente la identidad» y la razón es que nota que más la radio y la música que manda en el país es más boricua que otra cosa por lo que advierte que «ya la capital es dominico-boricua».

Dice sorprenderse con la forma en que los programadores de radio dominicano han dado la espalda a nuestra música colocando «24 horas de reggaetón y los fines de semana lo que tocan es salsa».

El músico y estudioso de los fenómenos de la música y su impacto en la sociedad entiende que «en la capital se siente muy debilitada la identidad. La capital tiene muy poco de lo nuestro y agrega que en Santiago la identidad está más fortalecida».

Entiende que los promotores, productores y artistas del ritmo deben ir a Santiago si quieren tocar al público que ama el merengue «tanto para tocar como para promocionar sus trabajos».

CRITICAS AL REGGAETON

Crispín Fernández une su voz a los que desde uno y otro ámbito de la sociedad se pronuncian en torno al reggaetón. En su caso no lo hace por el movimiento musical, el cual reconoce «ha tenido su boom».

Lo que lo hace enfrentarse al reggaetón es la lírica «yo no creo en ese erotismo que vende el reggaetón. Tres veces mentira».

Entiende que esta modalidad está afectando a jóvenes entre 10 y 15 años a las que «el reggaetón incita a usar su cuerpo y eso no es tan benigno como nos quieren hacer creer».

En el caso de esta música la ve hasta ahora como una moda «y las modas son efímeras. El reggaetón debe demostrar que no es simplemente una moda».

Dice que hay que esperar a ver qué deja musicalmente «después que baje».

PASADO Y FUTURO DE LA BACHATA

Pero no se queda ahí y comparte su percepción de que cuando el reggaetón baje «la bachata subirá».

En estos momentos, la bachata, es para él, la música que mejor nos representa «la bachata es el gran sancocho. Es la música con mayor fusión de ritmos».

Una justificación interesante de la pegada de la bachata en Europa y el mundo es la que tiene en el sentido de que la bachata está sirviendo para unir nuevamente a la pareja «es una música que defiende el amor por encima de los derechos».

Expresa que los países que han logrado un avance tan importantes como los del primer mundo hace tiempo que dejaron de un lado el amor y la cotidianidad de la pareja y que llevan años manejándose en un sistema eminentemente racional y legal y que la bachata los ha puesto a pensar de nuevo con el corazón.

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