Para cuidar y fortalecer la democracia

Para cuidar y fortalecer la democracia

Si en realidad queremos vivir en democracia, lo que menos deberíamos permitir ni estimular los dominicanos es el descrédito o debilitamiento de las instituciones que la conforman, especialmente los partidos políticos, y la mejor forma de evitarlo es mediante la consolidación de los sectores que verdaderamente creen en ella, desde dentro como desde fuera, brindándoles apoyo y participando en todo lo que contribuya a su fortalecimiento.

Cada vez que surgen  escándalos de cualquier índole en los organismos oficiales como en  algún partido, se erosiona de alguna forma su credibilidad y ello conlleva ineludiblemente a que la gente comience a creer en otras fórmulas que no necesariamente conducen a sistemas seguros  ni confiables,  mucho menos al  fortalecimiento del que tenemos.

Es necesario que cada día se consoliden más las instituciones. Que se fortalezcan los partidos y los movimientos de conciencia   que empujen hacia el establecimiento de canales de conducción éticos y morales. Que obligue a los funcionarios y a los dirigentes al cumplimiento de lo que establecen las leyes y reglamentos y si se hace necesario, introducir reformas para que estos sean más rígidos e inflexibles en cuanto a las conductas de los que gobiernan y dirigen.

Cuando vemos las desafortunadas actuaciones de   funcionarios civiles y militares, de algunos dirigentes políticos, como personas ligadas a actividades privadas, son una muestra de que nuestro sistema adolece de canales conductuales firmes y definidos, pues permiten y propician acciones que desmeritan el sistema en conjunto y debilitan la democracia.

Si el gobierno actúa sin control y los partidos de alguna forma pierden credibilidad por acciones individuales, ausencia de reglamentos o de voluntades firmes dispuestas a poner la casa en orden, se afecta todo el sistema, de los que participan directamente como de quienes se mantienen al margen.

La democracia aún con sus defectos, además de libertades, permite el desarrollo de las personas y las instituciones, y aunque muchas empresas caben en todos los sistemas, si continuamos por el camino de la tolerancia y la impunidad, no solo en el ejercicio del poder, sino aceptando debilidades en los demás estamentos sociales, aceptamos que nos empujen hacia lo desconocido.

El fortalecimiento de los partidos y sobre todo la organización, formación y concientización de su militancia, contribuyen enormemente a que se mantengan en alto las banderas de respeto a la institucionalidad por parte del gobierno y representan una vía para que se fortalezca el sistema democrático. Ello obliga a los gobiernos a ser más estrictos en el cumplimiento con las disposiciones de cada uno de los organismos, como de respeto a la Constitución.

No se trata de trazarle pautas al gobierno ni pretender dirigir los partidos desde fuera, sino empujarlos a cumplir con las leyes, obligaciones y compromisos. Tampoco de colocarles piedras en el camino, sino servir de aspiradora o soplete para eliminar todo lo que perturbe o ensucie el camino hacia una democracia institucional de respeto y cumplimiento.  

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