Para evitar cálculos renales ¡beba mucha agua!

Para evitar cálculos renales ¡beba mucha agua!

El  consejo más importante que el doctor Robert Puig puede dar para evitar los cálculos renales es tomar hasta 8 vasos de agua diariamente y evitar dietas altas en sal y  proteínas. Si ya se tienen los cálculos y están causando problemas muy sentidos, Puig –jefe de urología de Baptist Hospital, de Miami- recomienda cuatro procedimientos para extraerlos.

La endoscopia con fragmentación usando rayos láser  -que se emplea para combatir piedras localizadas en los uréteres (conductos que llevan la orina desde el riñón a la vejiga) es uno de los procedimientos más novedosos. Igualmente se usa la técnica percutánea (sin abrir) de acceso directo al riñón para tratar piedras grandes –a veces cubriendo el riñón completamente-  y que se practica usando una aguja. Puig observó que hay otro sistema -la litotrisia extracorpórea (destrucción de cálculos con ondas ultrasónicas de choque)- pero que  “está más indicada para piedras renales  de tamaño menos de 2 a 2.5 centímetros y también para piedras localizadas en el uréter proximal. En el uréter distal o medio uréter, la eficiencia de la litotrisia extracorpórea no es tan eficaz como la endoscopia y fragmentación con láser”.

Puig (e-mail international@baptisthealth.net) aclaró que la cirugía abierta ya no se practica en Estados Unidos para piedras más grande de 2.5 centímetros y que para estas se recurre a la técnica percutánea (sin abrir) con aguja, fragmentación con láser y extracción de los pedazos con endoscopia.  Los cálculos se detectan ahora por sonografía renal, pero la tomografía computarizada sin contraste es más exacta y resulta la mejor manera de diagnosticar y localizar las piedras en el riñón o uréter. Una placa simple puede diferenciar si la piedra es de calcio o ácido úrico. Los de  ácido úrico no son visibles en placa simple y los de calcio son visibles. Todas las piedras son visibles en CT (tomografía computarizada).

La litiasis renal afecta del 3 al 5 por ciento de la población, con una incidencia mayor en personas de los 30 a los 50 años de edad. Por cada tres hombres afectados hay una mujer.

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