Para evitar llantos y rechinar de dientes

Para evitar llantos y rechinar de dientes

Probablemente muchas personas independientes e incluso con simpatía política,  por  apatía o desencanto  no piensan votar  el domingo. Algunos porque están hartos de tantas iniquidades y abusos de parte del gobierno y otros probablemente descontentos con algunos dirigentes de  oposición y la forma como   se manejan públicamente; sin embargo   no se trata de ser o no ser perredeísta o peledeísta, sino de evitar males peores.

La mejor garantía para quienes entienden que todavía se pueden  superar los grandes males que nos afectan por la vía democrática, es creando  equilibrio en el Congreso, porque es la única forma de obligarlos a escuchar voces e instituciones independientes, ya que cuando son  mayorías absolutas, todos  se vuelven sordos y entienden que no necesitan de nadie.

Lo que le conviene al país, a los que  simpatizan con el PLD,   a los han estado  del lado el PRD, así como a los que se mantienen al margen del partidismo, es que ninguno de los dos partidos  pueda controlar todos los organismos de decisión, especialmente los legislativos,  porque lamentablemente todavía carecemos de instituciones con capacidad para controlar y evitar los excesos oficiales.

Para  los indecisos y los que no tienen filiación política, aún cuanto no tengan preferencia  por ninguno de los candidatos, la mejor forma de validar el voto es garantizando lo más posible un equilibrio democrático en los organismos de decisión legislativa.

Porque lamentablemente se le atribuye a   asesores y teóricos  influyentes del gobierno,  haber llegado a la conclusión de que “la sociedad dominicana está conformada en su mayoría por personas, dirigentes y voceros, que no tienen suficiente clase ni capacidad para resistirse  a las tentaciones”.

Partiendo de ese criterio probablemente han recomendado correcto utilizar dinero y prebendas para  acomodar contrarios y ablandar conciencias, tratando de demostrar que algunos   que se consideran  altares morales y otros que se presentan como muros de denuncia  contra la corrupción y el despilfarro son simulacros, suponiéndoles a ellos o sus allegados,  “condición   trepadora”. Por lo que  no escatiman esfuerzos ni medios para poner en práctica métodos que antes consideraban  corruptos, inescrupulosos y antidemocráticos, con el fin de lograr sus objetivos.

Y ahí radica uno de los grandes peligros para nuestro presente y futuro, porque aunque algunos dirigentes importantes del partido oficial pudieran  opinar y actuar de manera contraria a ese pensamiento, lamentablemente es el que se está aplicando, mediante la utilización de métodos carentes principios éticos y morales, con el  que han logrado infectar de corrupción y complicidad gran parte de los estamentos gubernamentales, así como una  parte importante de la sociedad.

No se trata por tanto de votar por la oposición o  contra del gobierno, sino de forzar a un cambio de dirección y a un  equilibrio democrático, que evite  que  todo se pueda hacer en función de unos objetivos políticos sin importar los métodos que se utilicen, porque de lo contrario,  pronto  escucharemos llantos y rechinar de dientes. 

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