En honor a la primera aparición en Francia de la Virgen de Lourdes a la niña de 14 años Bernardita Soubirous, en el año 1858, se ha establecido el 11 de febrero como Día Mundial del Enfermo.
¿Quiénes están enfermos? Cualquier persona, sea niño o adulto, que tenga alguna alteración de su sistema fisiológico y morfológico.
Enfermedad es lo opuesto a la salud. Ésta, de acuerdo a la definición que da el Diccionario de la Lengua Española es un estado en el que un ser orgánico ejerce normalmente sus funciones».
Pero la Organización Mundial de la Salud la explica como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de molestias o enfermedades».
Sin embargo, debemos tener claro que las enfermedades son inherentes a la condición humana y que se pueden presentar por diversas causas.
Sea cuál sea la razón por la que una persona no disfrute de salud, nuestro deber es ser solidarios con ella.
¿Cómo demostrar nuestra solidaridad hacia las personas enfermas? Los niños y niñas pueden serlo de muchas maneras.
Por ejemplo, si se trata de algún familiar que viva con nosotros en la casa, debemos ser considerados y contribuir a su tranquilidad. Esto es, no jugar ni hacer bulla cerca de donde está.
Podemos conversar con esa persona, si ella está en ánimo de hacerlo; o llevarle sus alimentos, leerle y estar atentos para ver en qué nos puede necesitar.
Asimismo, si alguna persona conocida está enferma podemos visitarla siempre y cuando las visitas sean permitidas, bien sea en su hogar o si está recluida en algún centro de salud.
En caso de que no pueda ser visitada, entonces, de alguna manera le expresamos nuestra solidaridad, bien sea enviándole notita cariñosa, en la que le expresemos nuestro deseo de su pronta recuperación o de cualquier otra manera.
También, a esas personas y todas las que estén enfermas las debemos tener presentes en nuestras oraciones y pedir por su salud.
Las apariciones
La Virgen de Lourdes se apareció 18 veces a Bernardita en la roca de Masabielle, próximo a al río Gaves, en el poblado de Lourdes, en Francia.
La niña sufría de asma y fue curada por la Virgen, quien le prometió la felicidad eterna, le pidió hacer penitencia, rezar por los pecadores y que en ese lugar se le levantara un templo. De allí brotó una fuente de agua y desde ese manantial se han producido millares de curaciones milagrosas, certificadas por científicos.