La ganancia al día que promedia un chofer de la Asociación de Dueños de Autobuses de la Jacobo (ruta 94), que cubre toda la Jacobo Majluta, en Villa Mella, hasta el kilómetro 13 de la autopista Duarte, son 600 pesos «limpios» de unos 4,000 que logran tener cuando se trata de un día normal, según cuenta Pablito Contreras (nombre ficticio), con más de 10 años en esta ruta.
Detalla que de los 4,000 pesos que logran realizar, deben pagar entre 1500 a 2,200 pesos diarios al dueño de la guagua, 300 al control de la ruta, que va directamente a la directiva que preside Fernándo Pérez; echar al menos 1,500 de combustible, además de desayunarte o almorzar. “Si sacas cuenta te enterarás de que realmente lo que me queda son como 500 o 600 cuando ocurre de esa manera”.
Pero ¿Qué cuesta ganarse eso? Pablito señala que lo primero que hay que tomar en cuenta es que el día no sea lluvioso y que no se produzca otro tipo de eventualidad. Luego, estar en la parada de 2:30 a 3:00 de la madrugada para poder hacer turno a tiempo y poder avanzar durante el día.
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“Realmente nosotros no dormimos, nosotros trabajamos 24 horas, porque por ejemplo, yo llegué ahora de trabajar ahora (9:00 de la noche), pero ya ahorita a las 11:00 o 12:00 de la noche tengo que irme a hacer un turno para poder avanzar y cumplir con el compromiso del pago del vehículo (alquilado) y el pago del sindicato que son los 300 diarios”, dijo.
“Entonces las personas que comienzan más tarde, aunque quizás en ese caso ellos no paguen lo mismo que yo, pero realmente pueden ir más forzados. Aproximadamente a las 3:00 de la mañana tu encuentra unos 30 o 35 choferes haciendo turnos para el día que avanza; se quedan ahí hasta el amanecer y son los primeros que salen, esto es dependiendo de la necesidad que uno tenga”, especifica Pablito
Abusos frecuentes.
Los ingresos que a duras penas logran tener al final del día los choferes de la ruta 94, representan para Pablito uno de los abusos insostenibles que mantiene al grito a cada uno de sus compañeros, quienes además no ven esperanza de que las cosas puedan cambiar debido a la cantidad de guagua que han sido incorporadas y a otras razones. “Eso se respira en todos los compañeros”.
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“Los compañeros estamos desesperados, pero al existir la falta de empleo y la poca preparación como para conseguir otro tipo de empleo, pues, uno sigue ahí porque es donde consigue el sustento diario de su familia, no como se debería, pero muy limitado”, reseñó.
Otros de los alegados abusos que describe es la discriminación cuando se trata del reclamo de un chofer, para quienes las palabras más frecuente para los que se quejan es: “si usted no está de acuerdo con lo que hay, váyase que usted no tiene nada aquí”.
“Un tercer punto es que no contamos con un seguro para nada. Trabajamos para una supuesta empresa la cual no reconoce al empleado.
El día que se va, usted lo hace peor que como llegó. Si usted se enferma, se va para su casa a morirse, no existe ningún tipo de fondo, que lo normal es que de ese dinero que usted paga diario se use un fondo para garantizarle un seguro de salud o algo que se pueda sostener en lo que está discapacitado, nada de eso se ve ahí”.