Cito el párrafo inicial “Hoy debe definirse quién superará a quién en esta larga, costosa y dura campaña de dos titanes del PRD. Pase lo que pase, ninguno de los dos candidatos debe olvidar que la cordura y la sensatez tienen un alto retorno político, mientras la intolerancia y el sectarismo los entierra definitivamente. Intentar hacer líos o cuestionar los resultados electorales es una aventura extremadamente peligrosa que jamás será perdonada por la militancia perredeísta y el pueblo dominicano.

Un 99% de esa militancia quiere salir airosa de esta convención, gane quien gane y quieren luchar unidos por el triunfo electoral en el 2012. El que piense lo contrario vive en otro planeta. Ambos candidatos deben reflexionar cuidadosamente cada paso que den después de la convención, porque este no es el final de su carrera política en caso de perder. Los asesores comprometidos con una u otra tendencia, deben igualmente aceptar los resultados con humildad, porque ya no hay cabida para los juegos sucios ni las tramas maliciosas”.

Concluida la convención con un claro ganador, mi buen amigo Miguel Vargas Maldonado, con méritos innegables en todos los sentidos, no parece hacerle caso a nuestras advertencias, lo que podría enterrar su carrera política y alejarlo del poder para siempre.   

Si no cree en estas palabras, entonces jamás podrá entender el repunte de Hipólito Mejía, a quien 6 años atrás muchos consideraban un retirado de la política dominicana.

Pero Hipólito actuó con responsabilidad y valentía en el 2004, cuando declaró como ganador a Leonel Fernández a mitad del conteo de votos. Eso no se olvida.  

Sabía que después enfrentaría persecución, calumnias, falsedades y el alejamiento de muchos amigos y funcionarios, quienes jamás salieron en defensa de su gestión. 

Sin embargo, Hipólito resurgió como el ave fénix porque tuvo paciencia, aguantó golpes con estoicismo, mantuvo su equilibrio emocional, defendió siempre sus actos como Presidente y jamás tuvo miedo ante la retaliación y la campaña difamatoria de un Gobierno que siempre ha querido destruirlo usando a los peores sicarios a su disposición. Por eso, es una ofensa a la racionalidad pensar que los peledeístas favorecieran con su voto al candidato que más temen.     

La justicia dominicana, la crisis financiera mundial y la hoy fortalecida banca local, le dieron la razón al ex Presidente cuando actuó responsablemente para salvar el sistema financiero dominicano en el 2003. Esa crisis opacó sus grandes logros como gobernante, que ahora brillan ante el desgobierno peledeísta.   

A todo esto, Hipólito demostró de nuevo su gran carisma, su integridad, su extraordinaria capacidad de trabajo y el contacto directo con el pueblo, donde ningún político del país le llega a los tobillos. Además, Miguel fue afectado por las malas apuestas que hicieron algunos de sus cercanos colaboradores, incursionando en el juego sucio.

Miguel tiene derecho a reclamar, pero con esos pobres argumentos, sus propios partidarios lo dejarán solo y harán fila con el candidato electo para alcanzar la presidencia en el 2012. No hay poder en la tierra que revierta esos resultados.

El PRD salió victorioso donde muchos apostaban al caos. Fue una fiesta ejemplar, histórica, sin apoyo de la JCE, con poquísimo dinero, grandes limitaciones logísticas y sin supervisión externa, porque nadie quiso involucrarse, pero que llevó a las urnas a un millón de personas ávidas por un cambio de rumbo. 

La Comisión Organizadora de la Convención, encabezada por Enmanuel Esquea y conformada por Hugo Tolentino Dipp y Dona Milagros Ortiz Bosch, cumplió a carta cabal su cometido como todos esperaban y merece el respeto y reconocimiento del pueblo dominicano.