Para no dejar de escribir

Para no dejar de escribir

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
Con frecuencia me pregunto y pregunto a los amigos que me son más cercanos y que gustan hablar de los asuntos políticos del país, ¿por qué la tanta gente que fue de izquierdas y que está en el gobierno no empuja para que las políticas puestas en marcha sean más progresistas, más de avanzada, más solidaria con el pueblo llano, con el pueblo de abajo? Confieso que no he conseguido una respuesta satisfactoria.

La pregunta, en consecuencia, me la sigo haciendo y continuo cavilando sobre este fenómeno que a mi me parece interesante y llamativo.

Ocurre que los dos gobiernos del Presidente Leonel Fernández, el anterior y este que ya lleva dos años, han estado poblados de funcionarios de altísima jerarquía, burócratas medios y empleados de los rangos más bajos que han militado de manera conspicua en los más importantes partidos de las izquierdas dominicanas. Pero su pasado de reclamos, de protestas, de banderas libertarias, de sacrificio y de propuestas no se ve ni se escucha.

La mayoría de ellos son de los funcionarios más modestos y más íntegros del gobierno. Aun así, con frecuencia uno piensa que han renunciado a su retórica y a sus inflexiones revolucionarias. Pero en realidad esta es una percepción equivocada, porque cuando uno logra conversar con algunos ellos descubre que mantienen sus sentimientos, que no han renunciado a sus ideas, que sostienen sus mismos puntos de vista sobre los problemas de la nación y que sueñan con mejores días y mejores circunstancias para el país.

Un amigo me comentó que toda la burocracia de un gobierno tiene que ajustarse, por disciplina o por psicología de grupo, a las directrices mayores de ese gobierno. Que los resquicios son mínimos para operar, aun con matizaciones, fuera de las líneas lógicas del régimen.

Yo pensaba un poco en las palabras evangélicas según las cuales un poco de levadura leuda toda la masa. O en las otras que dicen que una luz puesta sobre un almud alumbra a todos.

Lo que podríamos llamar el PLD histórico es un partido integrado por hombres y mujeres de una gran tradición de luchas y aportes libertarios al país. Hay gente que viene luchando y participando en la vida nacional desde los días inmediatamente posteriores al ajusticiamiento de Trujillo. Otros que militan en los esfuerzos democráticos desde la guerra de abril de 1965 y otros lo hacen desde 1973, cuando fue fundado el partido.

Su líder fundador y forjador de esa organización lo fue el profesor Juan Bosch, probablemente el político de ideas más avanzadas y progresistas que ha tenido la República Dominicana. Sus textos, sus discursos, sus declaraciones de prensa y sus sueños siempre apuntaron hacia una misma dirección. No hubo en Juan Bosch dobleces ni debilidades. Su ámbito ideológico siempre osciló entre el centro izquierda y la izquierda pura y simple.

La otra gente que está en el gobierno es la que militó, luchó, sufrió cárcel y levantó bandera desde la izquierda marxista.

Puede decirse que quienes han militado en la derecha, desde partidos o desde posiciones personales, son los menos.

¿Qué ha pasado, entonces?

Realmente no lo sé. Tampoco quiero aventurarme a hacer conjeturas, intelectualmente válidas pero no siempre certeras. 

Siempre he pensado que esa gente está llamada a dotar a este gobierno de un rostro progresista. Sigo pensando así y me gustaría verla reclamando una política fiscal más equilibrada y propugnando por aquellos elementos solidarios de las políticas públicas en educación, en salud, en seguridad social, en la cultura, en los deportes, en la seguridad ciudadana y en el campo internacional.

Ojalá que un día sea.

(bavegado@yahoo.com)

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