Para nosotros esta no es peor crisis que la de 1930

Para nosotros esta no es peor crisis que la de 1930

Meten miedo los pronósticos del FMI para 2020. La región latinoamericana decrece dos dígitos y nosotros, que estamos entre los mejores, nos debatimos entre un crecimiento nulo y caída de -2.0%. De hecho la actividad económica sufrió una inédita contracción de -7.5% en enero abril 2020, respecto el mismo cuatrimestre de 2019.

Por la magnitud y velocidad de la caída de la economía, el consenso entre los historiadores económicos es que no se registra nada igual, que supera el costo de la Gran Depresión que siguió el crash de la Bolsa de Nueva York en 1929, que se agravó con la ortodoxia de la divisa apegada al patrón oro. 

En la economía dominicana la crisis se desarrolló en sintonía con la mundial, arrastró el PIB al abismo, acumulado perdió un -27.5%, anual 6.9%, en 1930, 1931, 1932 y 1933. La intensidad del impacto porque la economía era muy abierta al comercio exterior, de 15% el grado de apertura (porcentaje del comercio exterior en el PIB), desplomándose a 9% en 1934, a 7.2% en 1937, y aumentando a 14.7% en 1944. Catorce años después de la Gran Depresión el PIB per cápita real (ajustado por inflación) no había llegado a los $271.89 pesos de 1929. Técnicamente los efectos terminaron en 1934 y la recuperación se consolidó en 1937 cuando se alcanzó el PIB global de 1929.

Se produjo un golpe de suerte durante los primeros años de la Gran Depresión que termino ayudando a consolidar a Trujillo en el poder. De 1930 a 1934 pago solo los intereses de la deuda externa ascendente a US$20 millones en 1930, por concepto de bonos emitidos por el gobierno de ocupación del Ejército de Estados Unidos y el de Horacio Vásquez de 1922 a 1926. Trujillo no pagó el principal, se benefició de una gracia del presidente Roosevelt de los Estados Unidos a los países latinoamericanos endeudados con bonistas y bancos estadounidenses.

Aunque el costo de la crisis sanitaria que aun no termina puede aumentar con el pleito Trump-Xi Jinping, para nuestra economía se proyecta con un costo inferior al que pagamos durante la Gran Depresión. Se ha preservado la capacidad de producción de las fábricas, el capital físico está ahí, y es positiva la actitud de los empresarios.

Si no hemos entrado en tierra de nadie, si es tan grande la brecha entre el desplome de la Región y el pronóstico de nuestro PIB, se debe a la política monetaria ultra expansiva combinada con dinero barato. Ha sido posible por el exitoso anclaje de las expectativas inflacionarias y estabilidad relativa de la tasa de cambio, por eso es que el peso no ha perdido popularidad y ha conservado su valor, no obstante la apreciación del dólar en el mercado internacional. Política que debe preservarse.

Termino señalando, por otra parte, que no deben sumarse perturbaciones internas, como el recorte de gastos que no resuelve el problema de fondo y puede convertirse en escollo para una rápida salida de la crisis, añadir leña al fuego. La eficiencia fiscal y la racionalización del gasto es un tema pendiente, pero el momento es para gestionar fuentes de financiamientos internacionales para no dejar caer el gasto sanitario.

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