Tras más de un año de fuerte lucha contra el COVID-19, el personal de salud (médicos y enfermeras) manifiestan sentirse agotados.
Es el caso de la doctora María Suriel, que labora en la Clínica Cruz Jiminián; quien certifica su estado de agotamiento por la difícil labor que ha venido haciendo al luchar por salvar las vidas de aquellos pacientes desde el primer caso de COVID-19 que se registró.
«Para nosotros los médicos, ha sido un año demasiado devastador; muchos casos triste. Tengo dos niñas y mi madre y no puedo estar visitándola todo el tiempo». Expresó la Dra. Suriel.
Otro caso parecido al de la doctora María Suriel, es el de Marielis Severino; enfermera de la Clínica Cruz Jiminián. Cuenta que mayormente su jornada de trabajo es hasta de 24 horas en el área de emergencia de pacientes con COVID-19.
«Uno está encima de los pacientes que están positivos, entonces uno se va para su casa con el temor de infectar a sus hijos». Manifestó Marielis Severino.
En otro tenor, el infectólogo David de Luna quien labora en el centro de la ciudad de Santiago dejó a relucir su empeño y entrega al servicio de esta lucha.
«Esperamos que esta pandemia baje, pero si hay que entregar más nosotros estamos con todo el deseo».
Es evidente el arduo trabajo que ha estado realizando el personal médico, mediante un año de batalla contra el coronavirus. Hoy día, son llamados héroes sin capas por la valentía que han tenido al poner sus vidas en peligro para salvar a los pacientes que días tras días llegan dando positivo a los hospitales.