¿Para qué elecciones?

¿Para qué elecciones?

Para qué son las elecciones? Tenemos entendido que sirven para manejar ideas, valores históricos o humanos aún cuando las conciencias no estén tranquilas a pesar de que también sabemos que la mayoría de las elecciones generales son puras teorías en los países muy desarrollados y peor aún en naciones como República Dominicana, por que lo que prevalece es el señor don dinero o las voces prepotentes de ciertos Bancos, porque para estos últimos, es que se constituyen los gobiernos, pues ellos y solamente ellos son los que reparten el dinero. Esta historia se repite continuamente. ¿O acaso van a mover los políticos sin sus permisos o van a hablar con el pueblo sin su autorización? ¡Imposible! Salvo cuando estemos frente a un Gobierno serio, bastante responsable y mucha liquidez. Todavía no he podido entender eso de que son liberales, social demócratas, conservadores o nacionalistas. En este país de serviles y aduladores, nadie es nada si no creen esto. ¿Por qué tantos tránsfugas? Aquí lo que existe son muchos deudores a los bancos y a Impuestos Internos. Hemos llegado solo a establecer el capitalismo salvaje partiendo de la explotación de los más pobres y hambrientos. Por eso algunos aseguran que ganaron las elecciones, porque cuatro o más banqueros y otras tantas multinacionales, así lo han manifestado. Ya hace tiempo el país está hipotecado en pesos, dólares y euros. Los financistas no leen las criticas de los legisladores y mucho menos las de pueblos, y además nunca se han interesado por ese juego de los eternos soñadores e ilusionistas infantiles e inútiles. Los manda más del país son los que salen en los periódicos y a veces dejan que otros dominen las primeras planas de los diarios para después hundirlos en el desprecio y la humillación. Sólo Trujillo dominó a los banqueros de su época. Ahora las ideologías y los principios se negocian en Punta Cana, Bávaro o La Romana; antes era en el parque Colón, en el Santo Domingo Country Club o en La Cafetera de la calle El Conde ¿Entonces, para qué elecciones, si todo está resuelto? Piénselo dos veces.

 

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