Ante la solicitud del presidente Medina de extender una vez más el estado de emergencia, con el alegado propósito de combatir la pandemia de covid-19 que azota al mundo en estos días, cabe hacer algunos comentarios sobre las eventuales consecuencias sanitarias, políticas y económicas de esa extensión obtenida con malas artes.
- Los casos reportados han sido siempre guiados por las pruebas que podían conseguir y por los fallecidos en forma irrefutable, más que por una auténtica disciplina epidemiológica.
- La parálisis de todas las actividades económicas, excepto las referidas a la alimentación, la salud y el toque de queda, han estado acompañados del uso masivo de los recursos del Estado para ganar bonos políticos y seguir usufructuando el poder en perjuicio de las grandes mayorías.
- No se ha invertido lo necesario para que todos los dominicanos tengan gratuitamente mascarillas, protectores visuales y pruebas confiables de detección del virus, ni se ha impuesto el distanciamiento físico en muchos barrios, ni se establece claramente la tasa de reproducción de la enfermedad.
En lugar de eso, el Ministerio de Salud ha manipulado las estadísticas para tratar de justificar una cuarentena que solo pretende alcanzar fines políticos; mientras los mercados públicos son verdaderas fuentes abiertas a la contaminación de la epidemia.
Lo cierto es que la legislación vigente es suficiente para evitar comportamientos considerados dañinos para la salud y el orden público sin pretender una extensión de los estados de emergencia con fines inconfesables.
Por ejemplo, el cierre de los locales de expendio de bebidas alcohólicas después de las 12 de la noche que ha practicado el Ministerio de Interior y Policía, no ha requerido de un estado de emergencia para hacerlo; y las leyes de salud permiten establecer como obligatorio el distanciamiento físico y la detección a distancia de las temperaturas altas para entrar en los lugares públicosde las personas para evitar el contagio, en lugar justificar lo injustificable; mientras usan apiñados el transporte libre, y los oficiales funcionan solo en la capital y algo en Santiago, en tanto el toque de queda solo protege por la noche, para servir a intereses espurios que tienen por objetivo impedir que la oposición haga campaña con vistas a las elecciones del 5 de julio próximo.
Casi todo el mundo está en la calle de día, pero en las nochessolo Gonzalo Castillo y el PLD circulan librementecon camiones y empleados del gobierno para hacer campaña…
Hay una realidad incontrovertible: en la República Dominicana como en gran parte del mundo llegó para quedarse al menos hasta que aparezcan una vacuna y medicamentos efectivos. Solo debemos adaptarnos para evitar que colapse el sistema sanitario y elegir nuevas autoridades.
Frente a ésta situación, nosotros reiteramos la pregunta: ¿para qué extender el estado de emergencia?