Para qué más democracia

Para qué más democracia

La impresión que tenemos los dominicanos es que todos los ciudadanos se sienten más vinculados a los intereses y no precisamente a objetivos. Y esto es agobiante. Por eso las tensiones entre patrones y obreros, o entre miembros del PLD, nacen de eso. Las replicas ideológicas no han sido más que coartadas ya que no han sido por vía demagógicas o por agresión.

Desde luego como el PLD tiene el poder casi absoluto, tiene que soportar las cargas con servidumbre, sin embargo es la sociedad quien padece el mismo mal. Si no creen esto, recuerden la frase “No sabe usted con quién está hablando”. Es que las fórmulas siempre han servido para querer justificar los atropellos, las arrogancias y las arbitrariedades. Es que a veces la democracia siembra la anarquía. Todo lo cual indica que a veces los procedimientos que suelen usar algunos demócratas se detienen en un punto o es que la democracia se produce en forma segmentaría, sin ningún fin. Todos estamos actuando como si quisiéramos salvarnos de un naufragio, agarrando cualquier cosa no importando lo que pueda llevarse, mientras nos llevamos de encuentro hasta a cualquier entendido en ética o filosofía.

Sin embargo, muchas personas de edad avanzada recuerdan que en este país brotaban la indignación y la cólera como contrapeso a las traiciones y la rapiña, pero todo esto, las nuevas generaciones lo han sustituido por la ley del más fuerte, en tal forma que indignación y cólera están siendo vistos como sentimientos demagógicos o faltos de concepto de democracia. Para qué más democracia si cada día más nos hundimos en el pantano. Lo que importa ahora es no quedar como imbéciles. Inhibirse lo más que podamos en esta sociedad que se administra para burlarse de los que piensan en la justicia, el orden y la paz.

Parece que no estamos conscientes de que ya estamos bordeando el precipicio; sin embargo, nos estamos hundiendo cada  día que pasa en el fondo del abismo. Ojalá no perdamos hasta la noción de nación, y dejemos el país  a los haitianos para que disfruten  algunas naciones. Es que como dice Soto Jiménez, hay que volver a Capotillo.

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