Todos los líderes políticos dominicanos, y la crisis económica que vivimos, pueden llevar al país a sus orígenes. La Historia, si se estudia detenidamente, se analiza y se toma como modelo, da los mejores frutos. No olviden los funcionarios del Gobierno presente y los de la oposición, que el pueblo dominicano está estresado y frustrado, porque aunque el PIB crezca, el hombre humilde de la calle, el que no come todos los días, siente un dolor inmenso por su abandono, ya que no ve salida a sus grandes problemas ni a los pequeños, porque el desempleo va en aumento y las restricciones anunciadas sólo permitirán lágrimas y desaliento.

Y los retos fiscales de los que pueden pagar son un anuncio de más impuestos y la ampliación de los existentes, luego no podrán crearse más plazas de trabajo y además, la industria de la construcción está al borde de una tragedia más negra que en una noche de tormenta.

Todos sabemos que el pueblo necesita comer todos los días, no hay esperanzas de crear nuevas fuentes de ingresos para el dominicano ni mucho menos para los invasores ilegales haitianos, y sabemos, además, que cuando se tiene que luchar hasta romperse el alma para llevar el pan a la familia y el horizonte de viejas ilusiones ha muerto, no se puede olvidar a los más necesitados y ofrecerles las canastas para la Navidad, cuando ese dinero debe utilizarse ahora en amortiguar esa hambre de siglos. Olviden las canastas y conservemos la paciencia del pueblo para que no se vuelva loco.

Violencia no habrá si damos empleos a los necesitados, que claman porque se acuerden algún día de ellos. Para lograr estos buenos resultados deben reducirse los gastos innecesarios de los altos funcionarios  e investigar las cuantiosas inversiones en villas de veraneo de éstos. Sirvan estas notas para que no se olviden de los necesitados que llevan sus miserias sin ser oídos.

Recuerden que la Historia no perdona y en algún momento pasa factura a sus verdugos  y sus descendientes.