Para que no lo olvides

Para que no lo olvides

ALa conspiración por la palabra, por la prensa, por el estudio de las necesidades de nuestro pueblo; la conspiración por el ejemplo y la persuasión; la conspiración por los principios y las ideas difundidos por la prensa y la enseñanza; esta nueva conspiración será, Excelentísimo Señor, de mi parte, eterna, constante, infatigable, de todos los instantes, mientras una gota de sangre bulla en mis venas, mientras un sentimiento moral viva en mi conciencia, mientras la libertad de pensar y de emitir el pensamiento exista en algún ángulo de la tierra.@ Domingo Faustino Sarmiento

Yo fui parte de ese 57% que votó el 16 de mayo a favor de un cambio de gobierno. Me sumé al resto de los dos millones de votantes que decidió castigar la reelección, pero sobre todo la desafortunada política económica. La masiva votación a favor del candidato opositor, Leonel Fernández, tiene su explicación. Si bien es cierto que el nuevo Presidente de la República fortaleció su liderazgo y su partido también salió fortalecido del proceso, no menos cierto es que un porcentaje importante de la población votó más en contra del actual régimen, que a favor del nuevo Presidente. La población expresó su deseo de cambio. Cambio de las figuras que manejan la cosa pública. Cambio de dirección en el gasto y la deuda pública. Cambio de dirección en la necesidad de rescatar el rito del poder, perdido, vulgarizado, cualquierizado más bien.

Yo voté el 16 de mayo. Lo hice con la plena convicción de que era y es necesario fortalecer el sistema democrático. Fui a votar consciente de que la democracia electoral dominicana necesita ser apoyada y vigilada. Voté el 16 de mayo y lo hice a sabiendas de que no estaba escribiendo un cheque al portador sin fecha ni cantidad. Voté sin entregar con mi voto una patente de corso a los nuevos gobernantes. Voté el 16 de mayo como una ciudadana que reclamará con su voz el cumplimiento de las promesas electorales. Mi voto fue un voto de castigo. Mi voto fue una expresión de esperanza.

Voté el 16 de mayo, porque entendía que era necesario responder con las alternativas mismas que nos ofrece la realidad. Voté el 16 de mayo, respiré el 17 cuando todo había terminado, pero me preocupé cuando pocos días después me enteré por la prensa que los mismos de ayer serán los nuevos viejos dueños de la situación. Los emisarios enviados al Palacio por el Presidente electo no hicieron más que confirmar mis aprehensiones. Y me di cuenta, (otra vez! que la política en nuestro país se nutre de intereses, no de sueños ni de utopías.

Voté el 16 de mayo por el candidato ganador, y lo hice después de una profunda reflexión. Discutí con amigos y amigas que decidieron abstenerse, porque, argumentaban, habían quedado sin ilusiones.

Voté el 16 de mayo para tener derecho a exigir y reclamar. El candidato ganador, que se cuidó mucho de hacer promesas concretas, vendió sin embargo la fórmula del progreso. Cuando escuchaba las consignas, cuando leía los carteles me preguntaba )de qué progreso hablan? )De las grandes desigualdades sociales? )Progreso para unos pocos?

Voté el 16 de mayo, pero tengo miedo de que se repitan las experiencias nefastas de otro PEME, )recuerdan? Aquel programa mínimo / máximo de comprar conciencia, de apagar focos de protestas. Aquel seudo programa que repartía sin garantías el dinero de nosotros los contribuyentes.

Voté y estoy a la expectativa, si se reiniciará, como siempre, una nueva y masiva cancelación de Aservidores públicos@, para responder a los miembros del DEME (Deme a mí lo mío, que me fajé duro).

Estoy esperando, y ojalá no suceda, como lo hizo la actual administración, las denuncias del mal manejo de la cosa pública. Se invertirán energías en denunciar lo que hicieron los que se fueron, mientras el país espera realizaciones concretas.

A mis años perdí la ilusión de las quinceañeras. La vida se te presenta con golpes y tropiezos que te hacen ser más realista en tus decisiones y expectativas. De esta nueva administración, solo quiero un poco de orden, un poco de paz, inversión en educación y salud, Priorización del gasto público y mínima decencia y decoro en las explicaciones de los asuntos de Estado.

Ya es perceptible, desde lejos, cómo la atención del mundo se dirige a los nuevos dueños de la situación. (Desdichados aquellos, que aún en sus cargos ya sienten la soledad del poder!

En cuatro años más evaluaremos los que elegimos ahora. Pasaremos balance. Evaluaremos realizaciones. No lo olviden.

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