¿Para qué se hicieron los caminos?

¿Para qué se hicieron los caminos?

DIÒMEDES MERCEDES
Voy  caminando por el sendero por el que siempre fuí y  vine, transitándolo  de  memoria, sin reconocerlo.  Porque  aquello                        que creemos  conocer,  tal  como antes fue, al cambiar,  sin  que                     nos percatemos, suele dejarnos retrasados y actuando equivocadamente y como automatas.

Todos acostumbramos tomar el camino repitiendo la misma  rutina,  pisándolo como antes, mientras el camino  mudo se renovaba compadeciéndonos viéndonos pasar. Por pura casualidad,  a veces,  el  camino nos sorprende chocandonos con lo existente, lo imponderable,  o  lo  imprevisto  para  nosotros  y  entonces  nos actualiza de golpe sobre su transformación.

Hoy como si regresará de una larga ausencia me ha sorprendido el  camino,  recibiéndome como a un extraño y haciéndome  ver que siendo  el  mismo es distinto y que debí adecuarme al  hecho  para evitar  malos sucesos. Había pensado que sólo el río tenia aquella propiedad  que Heráclito usó como base de su filosofía  que  parte del  movimiento  que surge de la contradicción entre  dos  estados simultáneos  de  la materia. El mismo es río es distinto  mientras pasa  su  corriente.  La  sociedad es  y  no  es,  va  siendo, su movimiento la transforma. Son ejemplos.

El  camino,  como  todo lo que conocemos, también  tiene esa propiedad.  Somos  los  mismos pero a la  vez  vamos  siendo  algo distinto.  Sólo que nuestra percepción y conocimientos  sobre los sujetos u objetos, no discurren sin cronizados con la evolución de estos,  que se nos escapa, porque la vida no es contemplarla,       hay que  vivirla para eso la tenemos. Los vegetales en su corto  radio de acción podrían, porque su vida está plantada, el hombre no.

La acción por y para la vida es la vida misma, de lo contrario el  aburrimiento la cubriría robándonosla. Pero, la acción que es un  medio  para  realizar nuestros propósitos se  hace  imperativa reclamando nuestra atención absoluta. Nos concentramos en  algo  y descuidamos el 99% de lo demás que no esté relacionado  con  éste; perdemos de vista el ámbito que va evolucionando junto al camino y que  sí  nos  observa, cuando vamos o venimos bajo  las  cargas  o descargas ruinosas de nuestras rutinas.

 En  algún  libro  leí que existía un solo sendero,  que  este comenzaba  en  el  umbral de nuestras casas y recorría  el  mundo. Antonio  Machado ha enseñado a millones esta verdad “caminante no hay  camino,  se  hace  camino  al  andar”,  como  alternativa al agotamiento  de los caminos y cuando es imperativo  continuar sin volver  las caras hacia atrás. Construir caminos es caminar cuando las  viejas  pistas lleguan a su final y hemos de continuar  entre los  trastornos, los asombros y las tensiones de marchar  marcando la  penetración  en lo desconocido, a sabiendas  que  estas  serán caminos   si   los   demás   las  usan  transitando  por   ellas, persiguiéndonos o siguiéndonos.

 Dije  que  el camino se compadece del caminante, pero  no de todos  los  caminantes,  sino  de los  que  hacen  por  él  cortos trayectos  iendo y viniendo dos-cuatro-seis-ocho  veces  por  día, mentalmente  encadenados a una triste rutina para la  cual  no se hicieron  los  caminos, por los que se sale una  vez  desde  Troya destruída  a  fundar a Roma sin regresar. Cuando  así  ocurre,     el camino se siente honrado, bien usado; también cuando por el  llega el  innovador,  pues  es que así entiende el  camino  su  rol, su destino;  y  agradece  sobremanera  a  quienes  lo  prolongan encualquier dirección.

Usted que está parado, desmoralizado allí, porque se le agotó el  camino,  reaccione,  dé un paso más y  otro,  y  otro  más,  y haciéndolo  verá cuanto camino le falta por recorrer. Es  cuestión de actitud. Considere que nunca es el fin de nada, que en el mundo todo cambia, nada se pierde, solo se transforma. La vida no es  la rutina de girar y girar como el burro, el buey o el mulo alrededor del  molino  al que está atado, es el valor para romper  con  este circulo vicioso. La rutina es lo más parecido a la muerte. La vida es  la aventura, es el atrevimiento y es eterna en el cambio, para los que se hicieron todos los caminos.

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