MARTHA PÉREZ
Desde el surgimiento de estos espacios para debatir temas comunes y la cantidad de cumbres realizadas a nivel regional y continental, a veces sin resultados concretos, se ha escrito mucho sobre su rol en la solución de problemas de los países miembros, incluidos conflictos entre naciones.

Jefas y Jefes de Estado y de Gobiernos reunidos en la XX Cumbre de Río, celebrada en nuestro país, fueron co partícipes del importante aporte a la paz regional, hecho en esta ocasión, frente al conflicto Colombia, Ecuador, Venezuela.

La iniciativa del presidente Fernández, en su interés de contribuir a atenuar la crisis andina, la receptividad de los presidentes Chávez, Correa y Uribe, sienta un precedente histórico en un evento como éste, tratándose de un tema como la soberanía de los pueblos y la integridad territorial.

La tensa situación entre Colombia, Venezuela y Ecuador amenazaba con una crisis regional de impredecibles consecuencias.

Opiniones previas a la Cumbre apostaban a su desnaturalización.

Se dudaba la asistencia de los tres mandatarios. Sin embargo, el evento llevó gran emoción y regocijo a través de apretón de manos y miradas de compromisos entre los tres involucrados, en señal de reconciliación.

Nicaragua también logró el compromiso de Colombia de retirar los barcos de vigilancia del narcotráfico de su territorio.

Además prometió restablecer las relaciones diplomáticas con esa nación.

Con este resultado, la República Dominicana se coloca más allá de la cima en la diplomacia y ratifica su condición de país solidario, amante del diálogo, de la unidad, respetuoso del derecho internacional y propulsor de la paz.

La mediación del presidente Fernández eleva su liderazgo personal, su visión política y demuestra, además, para qué sirven las Cumbres.