Para recuperar el crecimiento potencial

Para recuperar el crecimiento potencial

Arturo Martínez Moya

Si no hay segunda vuelta, con las votaciones del próximo domingo se cierra el ciclo electoral más intenso que hemos tenido. En lo económico no debe tener consecuencias trascendentales, la economía ha capeado bien el temporal de la crisis sanitaria, no obstante sufrir una súbita parada de sus principales motores, con pérdidas en el flujo de dólares por turismo, exportaciones, remesas e inversión extranjera directa.
Mientras nuestra economía planea y trata de encender sus motores para acelerar, la semana pasada el FMI empeoro sus pronósticos de la economía mundial, con números rojos para todas las regiones, es la primera vez que lo hace. Nos dice que de esta crisis la población mundial sale más pobre, más endeudada y con mayor problema de distribución de ingreso. Que el PIB global desacelera -4.9%, las economías avanzadas -8.0%, los Estados Unidos -8.0%, la zona euro -10.2%, España -12.8% , las economías de América Latina y el Caribe -9.4% y China apenas crece uno por ciento en 2020.
Lo que sin duda implica mayor presión externa para nuestra economía que en termino real desacelero -7.5% en enero-abril, respecto al mismo cuatrimestre de 2019. Frente al complejo entorno internacional, lo prudente es preservar la agresiva política monetaria expansionista que desde marzo evito una recesión, frenando y contrarrestando los efectos económicos y financieros de la crisis sanitaria más violenta que registra nuestra historia.
Preservarla hasta que el PIB recupere la fase alcista del nuevo ciclo y estabilice la economía navegando a velocidad de crucero, la buena noticia es que dispone de amplio espacio, en mayo la inflación interanual cerro apenas en 0.99%, muy por debajo de la meta de 4.0% ± 1.0 %.
Y que sin alterar el balance de inflación baja y estable, los préstamos privados en pesos de los bancos comerciales interanual crecen 14%, impulsando la demanda interna y aumentando la posibilidad de que en el segundo semestre se logre un flujo anual positivo del PIB suficiente y algo más para compensar lo que se perdió durante el primero. En 2021 se deben iniciar dos importantes procesos, reducir y regresar a niveles manejables los tres grandes desequilibrios acumulados durante la crisis sanitaria: cuentas fiscales; sector externo y mercado laboral. Y reducir el stock neto de deuda interna y externa hasta un 35% del PIB, lo que exigirá sacrificios, se necesitarán superávits primarios y luego superávits totales crecientes para aumentar el gasto sanitario y otros.
Si termina sin retraso el parón económico autoimpuesto, no hay motivos para fallen las previsiones del Banco Central, de recuperar el PIB que se perdió en enero-abril y algo más, es lo que nos dice cuando prevé cerrar con un crecimiento interanual entre cero y uno por ciento. Lo que comparto, será consecuencia de un rebote influido por el efecto base de que cuanto más fuerte es la caída, más rápida es la recuperación.
Por eso no comparto el pronóstico del Banco Mundial, el PIB decrece -0.8%, lo que plantea el FMI, que será -1.0%, y las firmas calificadoras Standard and Poors y Fitch, estiman -2.0%. Aunque no dicen sus razones, interpreto que a los números rojos de enero-abril suman números de igual color en mayo-agosto y positivos en septiembre-diciembre, pero insuficiente para recuperar la pérdida acumulada.

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