¿Para siempre?
La producción de alimentos cae, y las importaciones aumentan

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Doscientos mil hogares reciben el servicio eléctrico pero carecen de medidores. En el programa “El Gordo de la Semana”,  Freddy Beras Goico presentó un obrero que construía una hornilla eléctrica para cocinar los alimentos de su casa y los de quien le comprara el artefacto. Por supuesto, ninguno pagaba la energía consumida.

Han pasado ¿20, 30 años?  ¡quién lo sabe! Los problemas se multiplican, las soluciones se estancan en discusiones bizantinas y las decisiones desaparecen como el agua desaprovechada de los ríos.

Seguimos andando mal. Vamos, permanentemente, por el camino equivocado. Mientras sufrimos más apagones se habla de aumentar la tarifa por el servicio que no recibimos o con deficiencias tales como bajos voltajes que dañan equipos electrodomésticos.

Estas situaciones se repiten como una constante obligada, como si no fuera posible que algún día saliéramos de ese círculo vicioso de la incapacidad.

Cuando el servicio eléctrico era de propiedad estatal había constantes quejas, ahora que es mixto las quejas son mayores. Y uno se pregunta: ¿serán para siempre esas dificultades?

Recuerdo que algunos llegaban al parque de Barahona, con un palillo en la mano, tocando sus barrigas antes de decir: hoy comimos locrio de pollo. Eso sólo se escuchaba los domingos.

¿Por qué? En esos tiempos la producción de carne de pollo era escasa, no era industrial.

En 1957 o 58 llegó el sistema de “ensamblarlos”, de entonces data el consumo masivo de carne de pollos.

¿Qué pasó? Nos inscribimos en la producción acelerada, masiva y barata de huevos y  pollos lo que contribuyó a la mejor alimentación de todos.

Años atrás se dijo que el profesor Pedro Comalat Rodes, investigador agropecuario, había creado un híbrido de maíz capaz de satisfacer las necesidades nacionales. Se dijo una vez, se habló una semana y nadie sabe dónde y cuándo se sembró esa simiente a nivel nacional.

Total: seguimos dependiendo de maíz importado. Recuerdo que en uno de sus primeros discursos como Presidente de la República Juan Bosch dijo, hablaba sobre la reforma agraria, “no se preocupen, papá y mamá, que su hijo juntará al hombre con la tierra”.

¡Carajo! Casi 50 años después lo que ha ocurrido es que la gente vende su pequeño fundo para comprar una motocicleta y dedicarla al transporte de pasajeros y a veces de carga.

Mientras, la producción de alimentos cae, las importaciones aumentan, la producción de dólares se estanca o disminuye, el consumo de artículos de lujo, comprados al extranjero, aumenta constantemente. Y el número y porcentaje de indigentes, de muertos de hambre, aumenta día tras día.

¿Qué falta para que se emprenda un programa nacional de alimentos producidos con semillas y técnicas que permiten multiplicar, casi milagrosamente, la producción?

¿Son nuestras dificultades pasajeras o se pretende que sigamos aguantando foete hasta siempre?

Este es un país en donde el que pestapierde ñea  A lo mejor luego no hay tiempo de escuchar lamentaciones.

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