Para solucionar el caos del tránsito hay que acatar la ley

Para solucionar el caos del tránsito hay que acatar la ley

Cuándo y cómo termina la responsabilidad de los organismos del tránsito al decidir una modificación a las normas existentes?

Evidentemente, termina cuando el problema que ha provocado su intervención queda resuelto. Nunca antes ni después.

No basta con colocar una señal de PARE  o un letrero que diga UNA VÍA para que todos los ciudadanos cumplan esa orden visual.

Las autoridades tienen que actuar permanentemente hasta que las reglas que establecen esos letreros sean cumplidas por todos en todo momento.

Un planteamiento aparentemente demagógico, como el que hizo el director de Tránsito del cabildo capitalino para modificar la circulación vehicular del Polígono Central, sólo puede concebirse en una institución que anda manga por hombro y en la que el alcalde, Roberto Salcedo,  sólo asiste una vez al mes a su despacho sin participar en los debates del Concejo de Regidores de ese organismo.

Ese funcionario, alegadamente ingeniero civil, anunció que establecería un solo sentido de circulación para las más importantes avenidas del Polígono Central. Esta desmesurada información provoca varias inquietudes que, a su vez, generan preguntas.

¿Consultó este funcionario los planes directores del crecimiento de la ciudad, aprobados hace más de 25 años por el ayuntamiento y que estas autoridades nunca han tomado en cuenta, ni puesto en práctica?

¿Forma parte este anteproyecto del plan general que dio origen a las dos líneas del Metro y al Corredor Duarte? ¿O es esto un remiendo más de la administración del alcalde invisible para salir en los periódicos aunque sea con una estupidez?

¿Podría el ayuntamiento publicar los datos sobre la cantidad y el tipo de vehículos que circulan a cada hora del día por todas las avenidas para que la opinión pública esté consciente del alcance e importancia de este anteproyecto? ¿O los estimados han sido hechos a “ojo de buen cubero?”.

¿Han hecho estos funcionarios alguna consulta individual a los usuarios del polígono, los transportistas y todo tipo de persona que circula habitualmente por esa zona?

¿Se ha previsto un plan de información y de educación para la población de manera que se prepare y pueda asimilar los cambios notables que tendrían lugar? Esperamos que hayan tenido en cuenta que luego de circular todos los días por una vía durante treinta años, modificar los comportamientos deviene en algo muy sensible y requiere de un programa de cumplimiento que podría tomar años para que adquiriera normalidad.

Debemos suponer que si este anteproyecto no ha sido sometido siquiera a discusión del Concejo de Regidores del Ayuntamiento, menos aún puede haber sido coordinado con la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), ni con el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).

Da  la impresión de que este anuncio del director de Tránsito  no es más que “plumas de burro” que apenas refleja la incapacidad de un organismo cuyo directivo ya no provoca siquiera risa.

No basta con colocar letreritos que señalen cambios en el sentido de la circulación de los vehículos. Es indispensable la organización y los recursos para que esas medidas, si fueran correctas, sean respetadas por la ciudadanía y así acabar con el caos de la ciudad.

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Críticas a rectores

Pero si es contando con las capacidades de Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), de OPRET y de Obras Públicas, lo mejor que podrían hacer es guardar sus intenciones para cuando la gente vuelva a creerles.

Culpables del caos

AMET, OPRET y Obras Públicas son  los organismos que han creado el caos en la circulación de vehículos por la ciudad capital.

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