Para un eco-desarrollo fronterizo

Para un eco-desarrollo fronterizo

El ex presidente Jimmy Carter recordó una verdad de Perogrullo: la zona fronteriza, en nuestra Isla, es geopolítica por un lado, pero muchas situaciones socio-ambientales transcienden esa raya, como son los incendios, las enfermedades, la deforestación, el hambre, la vida. Por eso, debe ser tratada como un elemento unificador e integrador para que pueda ser habitada, y producir efectos centrípetos o convergentes que permitan la permanencia y la reproducción de la vida. Haber separado en dos  la Isla, por encima de las sierras, los valles y las llanuras transformó la zona fronteriza en dos enclaves territoriales arrinconados contra esa raya.

Del lado haitiano y del lado dominicano las capitales quedan lejos; los costos de transporte son elevados y los gobiernos se olvidan de esa zona, excepto para atizar el demonio del racismo.  Las malas carreteras dificultan las relaciones comerciales y turísticas, las poblaciones viven dependiendo de su capital.

 Del lado dominicano, la situación es mejor, en apariencias, nada más. Frente a esa realidad geográfica y social, algunos predican el blindaje de la frontera, otros piden un muro, muchos no se atreven  revelar sus malos deseos,  olvidándose que fue gracias a los intercambios comerciales entre las dos naciones que el Cibao alcanzó ser una  “región” con su espacio jerarquizado y  sus puertos: Monte Cristi, Puerto Plata, Sánchez y Samaná.

Recientemente, el cierre de la frontera haitiana casi provoca la quiebra de los productores avícolas de esa región; se recuerdan?

Ese momento de crisis demostró a los que padecen de una haitianofilia enfermiza, que para el bienestar de las dos poblaciones que viven pegadas de la frontera se deben agilizar y  formalizar políticas de desarrollo social, comercial y de intercambio cultural, transparentes, humanizadas, des-prejuiciadas y solidarias.

Las dos poblaciones deben “mirarse” y recordar que la voluntad política manifestada por Trujillo en la “dominicanización de la frontera” no tuvo su corolario del otro lado, por eso, no fue sostenible.

Además, no se repitió jamás en la vida política reciente. Recordamos, que no habrá éxito en un desarrollo turístico fronterizo, si previamente, no se considera la obligatoriedad de un eco-desarrollo transnacional: Pedernales y Jacmel; el Lago Enriquillo y el Etang Saumatre, Monte-Cristi, Cabo Haitiano y  la Citadelle.

Que guste o no.

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