En la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, Xi Jinping presentó una Iniciativa para la Gobernanza Global. Es la cuarta iniciativa presentada por el líder chino después de las Iniciativas para el Desarrollo Global, para la Seguridad Global y para el diálogo de Civilizaciones. Todas ellas han tenido gran acogida en la inmensa mayoría del conjunto de naciones del Sur Global las que comprenden en su justa dimensión cuanto necesitan un mundo de paz y equitativo donde puedan encontrar un verdadero camino de desarrollo, aspirando que las grandes potencias allanen el camino para una paz global sustentada en la cooperación.
Nada hay en ninguna de esas iniciativas que apunte a pretensiones hegemónicas y de dominación, por el contrario, parten del reconocimiento de que, en el nuevo escenario planetario en formación, con nuevos actores, y otros por venir, no debe dejarse espacio para la confrontación e imposición sino para la cooperación y colaboración. Es el verdadero secreto a voces para que todos avancen y las preocupaciones o diferencias que surjan se puedan dirimir por la vía de la diplomacia respetando “normas y valores”, siempre que nazcan de instancias multilaterales.
Especialmente las naciones integrantes del Consejo de Seguridad, a pesar del antidemocrático poder de veto, y demás grandes potencias con economías avanzadas no tienen derecho, ante la urgencia de sobrevivencia que enfrenta la humanidad a entretenerse con juegos y artificios de guerra. Debieran centrarse en forjar una convivencia que abra paso a una verdadera gobernanza global lejos de cualquier pretensión hegemónica. Vivimos en un mundo donde no hay espacios para infantilismos geopolíticos potencialmente destructivos. Necesitamos con urgencia en el mundo una dirigencia política que sea capaz de dotarse de más sabiduría de estadistas, que superen complejos y temores ante propuestas imprescindibles sin importar de donde provengan. Cada cual plantee sus propias observaciones para resolver problemas reales en forma coordinada, sistémica y multilateral.
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¿Alguien puede negar que es ineludible atender iniciativas objetivas que conduzcan a un desarrollo global que alcance a todos? ¿No es el momento de reconocer que si no se atienden las preocupaciones de seguridad de todos no puede haber seguridad para nadie? ¿No es hora de entender que cohabitando en el planeta diversas civilizaciones es necesario crear espacios para el diálogo y la comprensión? ¿Acaso no es urgente construir una gobernanza global compatible con los principios de la ONU?