Paraguay finaliza mundial con una salida digna frente a Trinidad

Paraguay finaliza mundial con una salida digna frente a Trinidad

Kaiserslautern (Alemania). (EFE).- Paraguay logró la salida airosa de Alemania 2006 por la que tanto había suspirado durante la semana, después de derrotar por 2-0 a Trinidad Tobago, que convirtió en un suicidio su exceso de entusiasmo.

Fue un premio mayúsculo para el conjunto sudamericano, que apenas mejoró el fútbol que ofreció en los anteriores encuentros y que le condenó a una eliminación precipitada y a cancelar una época. Pero, al menos, se fue con una victoria.

Trinidad y Tobago se agarró de lleno a la esperanza matemática. Una situación no excesivamente envidiable. Especialmente porque su futuro no dependía de sí mismo. Estaba también en manos del triunfo de Inglaterra sobre Suecia.

Pero al menos el panorama era más ilusionante que el de Paraguay, sólo incentivado por lograr un triunfo honroso para culminar un ciclo que incluye el adiós anunciado de los zagueros Carlos Gamarra y Denis Caniza y del centrocampista Roberto Acuña.

El cuadro de Leo Beenhakker, que hizo una puesta fuerte hacia el ataque con la inclusión de un tercer delantero, Cornell Glen, junto a John Stern y el veterano Dwight Yorke, salió a todo trapo.

Mantuvo el tipo Paraguay ante la marabunta caribeña. De hecho, tanto furor se volvió en su contra y las ocasiones del conjunto sudamericano no tardaron en llegar. A los dos minutos Roque Santa Cruz remató de cabeza una falta que obligó al meta Kelvin Jack a ejecutar su primera acción notable.

Una presencia inesperada, la del meta del Dundee escocés en lugar del veterano Shaka Hislop, una de las estrellas en el torneo del equipo centroamericano. Jack estuvo a la altura en momentos puntuales. Estuvo especialmente atento dado el adelantamiento de líneas que estableció Beenhakker y que obligó al portero a arriesgar fuera de su área. Sobre todo cuando evitó que un centro de Acuña se convirtiera en un mano a mano con Roque Santa Cruz. En pleno vaivén y a un ritmo endiablado, la ocasión fue para Trinidad y Tobago.

Partió de las botas de Yorke, el atacante jubilado que el preparador holandés recuperó para el fútbol y para la causa de su país. Casi todas las acciones pasan por las botas de este jugador sin equipo, que consumía su talento en el Sydney de Australia. Y el servicio, rematado por Cornell Glen terminó desviado por Aldo Bobadilla, que poco después contempló como se marchaba excesivamente alto un disparo de Aurtis Whitley.

Paraguay tiró de experiencia y terminó por aplacar el ritmo y a manejar el partido. Su peligro llegaba a balón parado, con Santa Cruz como destino. En una de esas sacó petróleo el cuadro guaraní. Cerca de la media hora y con el choque sin dueño, Acuña botó una falta al área, remató Julio Dos Santos y tropezó en el zaguero caribeño Sancho, que llevó el balón a su propia portería.

Aníbal Ruiz “El Maño” no pudo evitar el sobresalto. La euforia de alegría. Huele a despedida para él este choque final del Mundial. Y como saldo para cuentas pendientes se llenó de algarabía. Beenhakker, mientras, reaccionó. Cambió inmediatamente a un punta. Sentó a Avery John y dio entrada a Kenwyne Jones. No fue rentable. Sobre todo porque la lesión de Glen, minutos después, le obligó a sacar a Evans Wise.

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