Asunción. Paraguay moviliza todos sus efectivos ante una masiva llegada de visitantes para ver al papa Francisco, entre el 10 y 12 de julio, ya que según cálculos de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) se podría superar el millón de visitantes extranjeros, en su mayoría de argentinos.
La visita de Francisco exigirá a las autoridades un despliegue que abarca desde la planificación de las medidas de seguridad y atención de emergencias, hasta el refuerzo de los controles migratorios en los principales puntos fronterizos del país.
Se prevé que la presencia de un papa de nacionalidad argentina en Paraguay provoque un flujo de millón y medio de turistas desde el país vecino, que en su mayoría emplearán el paso fronterizo de Clorinda-Puerto Falcón, próximo a Asunción, según la Dirección General de Migraciones de Paraguay.
La institución ha puesto a disposición de los viajeros que se desplacen durante la visita papal un formulario electrónico de registro previo, a fin de agilizar los trámites fronterizos.
Se espera también el traslado de buena parte de los paraguayos residentes en el extranjero, que totalizan más de medio millón solo en Argentina.
Brasil será el otro gran emisor de turistas, en parte influidos por la visita que Francisco hiciera a Río de Janeiro en 2013, y se estima que lleguen a Paraguay entre 50.000 y 100.000 viajeros de esa nacionalidad, según la operadora de viajes CVC, la mayor del sector en América Latina.
Además de por vía terrestre, está previsto que durante el fin de semana de la visita de Francisco arriben al aeropuerto internacional de Asunción unos 2.000 pasajeros por día, según los responsables de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac).
Este organismo trata de coordinar las medidas a adoptar ante la congregación de entre 1,5 y 2 millones de personas en las inmediaciones del principal aeropuerto del país para recibir al papa.
Francisco tiene previstos varios actos multitudinarios que supondrán un reto para la organización del evento, teniendo en cuenta las estrictas medidas de seguridad y el protocolo que exige el Vaticano.
El primero será la misa el día 11 en la localidad de Caacupé, la capital mariana de Paraguay, donde se trabaja sobre la base de que acudan cerca de un millón de fieles. Al día siguiente, Francisco oficiará otra misa, esta vez en el parque de Ñu Guasú, en el Gran Asunción, también de carácter masivo.
Para alojar al gran volumen de visitantes concentrados en estos puntos neurálgicos, se han habilitado ocho hectáreas del aeropuerto de Asunción para la acampada de peregrinos.
Por su parte, el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, inauguró diez posadas turísticas en la ciudad de Caacupé, que meses atrás ya había colgado el cartel de “completo” en muchos de sus establecimientos hoteleros.
El anuncio de la visita papal también agudizó el instinto comercial de los paraguayos, como prueba el elevado número de camisetas con las frases o el rostro del pontífice, y otros elementos de merchandising que pueblan los puestos callejeros del centro de Asunción.
La Catedral Metropolitana, en el centro de la capital, así como otros edificios religiosos y oficiales del país lucen desde hace semanas la bandera blanca y amarilla del Vaticano y mensajes para dar la bienvenida al pontífice.
El Gobierno paraguayo decretó que los dos primeros días de la estancia de Francisco en el país, el viernes 10 y el sábado 11 de julio, sean festivos, de cara a favorecer la participación ciudadana en las actividades.
El intenso esfuerzo de gestión del evento se ve respaldado por el entusiasmo de los voluntarios, más de 80.000 que apoyarán tareas de logística y atención en los principales actos.
De este modo, todo el personal involucrado en el evento, desde las fuerzas de seguridad a los vendedores informales, cuenta los días y las horas que restan para la llegada del pontífice, el segundo en visitar Paraguay desde la venida de Juan Pablo II en 1988.
La Senatur calcula que la visita papal dejará en el país unos ingresos de unos 200 millones de dólares, por lo que los empresarios del sector turístico esperan que el viaje de Francisco deje en el país rédito económico, además de bendiciones