Paraison dice palabras de Amarante son ofensivas

Paraison dice palabras de Amarante son ofensivas

El ex cónsul general de Haití en la República Dominicana, Edwin Paraison, expresó al director de Migración su dolor y el de su familia por las expresiones con que reaccionó a  una información publicada por este diario sobre la existencia de bandas que traen haitianos a mendigar al país.

Las consideraciones de Paraison sobre la reacción del doctor Carlos Amarante Baret están contenidas en una carta de fecha 7 de junio, cuyo texto publicamos a continuación:

Dr. Carlos Amarante Baret
Director General de Migración
Santo Domingo

Señor director:

Tengo a bien remitirle una transcripción y grabación audio en CD de la entrevista concedida a las periodistas Rosa Alcántara, Nelly Ramírez y Leonora Ramírez, del sábado 28 de mayo 2005 en la emisora Dominicana FM en su programa «La verdad ante todo», que se transmite a partir de las 9:00 A.M.

Una reseña de dicha entrevista fue publicada y colocada en primera plana del prestigioso periódico «Hoy» el lunes 30 de mayo 2005, bajo la firma de Manases Sepúlveda con los títulos y subtítulos «Bandas traen haitianos para mendigar en calles: Ex Cónsul Paraison dice hay contubernio con autoridades».

La lectura detenida del trabajo periodístico revela fácilmente que los conceptos implícitos en el subtítulo y el «lead» de la información, son el resultado de la interpretación del redactor, de las explicaciones por mi ofrecidas sobre los tópicos tocados, muy particularmente en referencia al tráfico de mujeres y niños/ñas para mendigar en las calles de la capital dominicana y otras ciudades del país.

El texto publicado en ningún momento me cita textualmente donde yo haya implicado directamente a las autoridades de migración o militares en dicho tráfico. Es evidente, sin embargo, y sostengo al igual que las instituciones y personalidades que habían tocado el asunto antes de la referida publicación de «Hoy», que debe haber algún nivel de complicidad o negligencia grave de parte de las autoridades responsables para explicar la presencia hasta en las citadinas avenidas céntricas, de pedigüeñas haitianas. Lo cual debe ser investigado tal como dispuso las Fuerzas Armadas, proceso que cuenta con mi prometida contribución a través de una llamada telefónica que de manera cortés me hiciera un oficial del Servicio de Inteligencia Militar G-2.

Diferente al manejo dado por las Fuerzas Armadas, sus reacciones públicas a través de citas textuales por el mismo rotativo dominicano bajo la firma de Fior Gil, en fecha 31 de mayo del 2005, han causado tanto a mí como a mi familia y a la comunidad haitiana en el país mucho dolor. Paso a resumirlas:

– Mis supuestas declaraciones son «imputaciones calumniosas»

– Usted me tilda de «irresponsable y mentiroso»

– Las supuestas declaraciones son «una línea de políticos haitianos para hacer campaña (política) desde el país.

– Es una denuncia «infortunada e infeliz»

– Acto de irresponsabilidad con la pretensión de «manchar con esta denuncia mentirosa a la Dirección General de Migración y al Ejército».

– Las supuestas declaraciones revelan como haitianos (en este caso yo) abusan de la hospitalidad dominicana «país que viene hace muchos años soportando en términos económicos, sociales y de salud a una parte importante de la población haitiana».

No me detendré sobre el carácter altamente ofensivo y ultrajante de dichas declaraciones, diré simplemente que en 22 años residiendo en República Dominicana nunca un dominicano, sea simple ciudadano o funcionario público me había desconsiderado de esta manera gratuita. He sabido ganarme el respeto y cariño aún de quienes no comparten necesariamente mis criterios sobre el manejo de las relaciones domínico haitianas y la migración haitiana en el país, porque con respeto y dignidad humana he tratado del más humilde a los más influyentes ciudadanos dominicanos, niveles sociales donde he cultivado muchas y buenas amistades incluyendo en el actual gobierno.

Es imperativo de todos modos hacer algunas aclaraciones para su edificación:

1.- Mi llegada a la República Dominicana en 1983 se origina a través de un acuerdo entre las diócesis anglicanas (episcopales) dominicana y haitiana para el desarrollo de un ministerio especial a favor de los migrantes haitianos y sus familias, similar a los ministerios desarrollados por la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos a favor de los migrantes hispanos, incluyendo dominicanos. Desde mi función de Coordinador Diocesano de Pastoral Haitiana, pasando por la de Cónsul General y embajador designado, hasta hoy mi presencia en el país responde, desde una visión cristiana solidaria, esencialmente a trabajos de promoción y defensa de los derechos humanos de mis compatriotas, de los dominicanos de ascendencia haitiana y de los dominicanos, y del fortalecimiento de relaciones fraternales y de buena vecindad entre nuestros dos pueblos. A favor de los dominicanos en Haití mis humildes aportes en los últimos años pueden ser comprobados en los archivos de la embajada como del Consulado General de la República Dominicana en la vecina nación.

2.- No soy miembro de ningún partido político haitiano, no tengo planes políticos, no soy miembro del equipo de campaña de político alguno. Mis intervenciones públicas sólo se producen a solicitud de algún medio o comunicador/a social o producto de un hecho noticioso. Nunca he llamado a un programa de radio o televisión para ser invitado, ni a un periódico para ser entrevistado. Ni siquiera en los programas de radio y televisión que conduce junto a otros destacados profesionales, o usando su influencia a través de múltiples contactos que tiene en los medios, mi compañera Mildred Charlot. Mi participación en el debate público siempre con la reserva y prudencia indicadas surgen simplemente de un rol de liderazgo y representatividad de la comunidad haitiana y domínico haitiana que junto a otros notables compatriotas, las circunstancias nos han obligado a asumir.

3.- Es injusto enarbolar la noción de la «hospitalidad dominicana» como forma de insinuar de manera velada cierta ingratitud haitiana, con tal de hacer callar las injusticias cuando se produzcan, a sabiendas de una participación activa durante más de 80 años de trabajadores haitianos en la producción nacional y que Haití se ha transformado en el segundo socio comercial de República Dominicana. Dos aspectos fundamentales en las relaciones entre las dos naciones que indican especialmente en la zona fronteriza cierta interdependencia entre los dos países para el equilibrio social y económico en la isla. Hay contribuciones de ambas partes, lo cual debe ser equitativamente evaluado y positivamente descrito ante el mundo como ejemplo de cooperación entre dos pueblos hermanos.

4.- Lo de «mentiroso e irresponsable» como también las «imputaciones calumniosas» tienden a indicar y ojalá equivocarme, la tendencia a una preocupante reaparición desde ciertas instancias oficiales, de un grado de intolerancia, porque un simple ciudadano haitiano haya hecho pronunciamientos, reales o no, a los cuales les dieron amplio despliegue en el citado periódico, cuando dominicanos civiles y altos oficiales se habían pronunciado con anterioridad sobre el tema. Intolerancia que en el pasado matizó la expulsión del país a principios de los ´90 del extinto amigo doctor Paúl Etienne, lo cual provocó un serio daño a la imagen internacional de la República Dominicana, cuyos principios democráticos y el Estado de derecho, son cuestionados cuando la defensa de los migrantes haitianos llevada a cabo de manera respetuosa de la autoridad competente y con apego a las leyes nacionales y el derecho internacional, destapa actitudes similares que lamentablemente no puede cubrir el ejercicio de la soberanía nacional, sin que sea visto como un atropello.

De esta lamentable situación aprendemos todos:

a) Ser más cauteloso y humilde al momento de reaccionar sobre declaraciones atribuidas a otros, antes de asumir posturas públicas que pueden provocar heridas inútiles y fricciones inoportunas.

b) El manejo de los temas relacionados con la agenda domínico haitiano por su sensibilidad y su capacidad de despertar las pasiones merece el más alto nivel de profesionalismo y respeto entre personas con responsabilidad y liderazgo, desde la función pública o la sociedad civil, en la búsqueda común de una convivencia pacífica, armónica y de cooperación entre haitianos y dominicanos en la isla.

Por último, con el respeto debido a su persona y su función, Señor Director en este caso Usted se equivocó.

Atentamente,

Edwin Paraison

Cc: Teniente General Sigfrido Pared Pérez, Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas
: Lic. Mario Alvarez Dugan, Director del Periódico Hoy
: Embajador Inocencio García, Encargado de Asuntos Haitiana  SEREX
: Programa radial «La verdad ante todo»

Publicaciones Relacionadas

Más leídas