El director ejecutivo de la Fundación Zile, Edwin Paraison, aplaudió ayer la importancia que le dio el presidente Danilo Medina a las relaciones domínico-haitianas, en especial su reconocimiento de la amplitud del intercambio comercial entre República Dominicana y Haití, y la prioridad que tendrán en su administración.
Afirmó que la distinción hecha por Medina a Haití en su discurso de toma de posesión es importante, dadas las posiciones que durante el periodo de transición mantuvieron algunos de sus aliados políticos con relación a la carga que supuestamente representaría Haití para la República Dominicana.
Lo que hay que hacer. Sin embargo, el excónsul haitiano en el país dijo que para mejorar el comercio bilateral entre ambos países es necesario modernizar las infraestructuras administrativas en la frontera, particularmente en las condiciones en que actualmente operan las oficinas públicas en el puesto fronterizo de Jimaní-Malpaso, debido al crecimiento del lago Azuei.
Indicó que esa política beneficiará a trabajadores dominicanos y haitianos, reconociendo así la presencia de los últimos.
Política migratoria. Paraison también elogió la promesa del presidente Medina de aplicar una política migratoria clara, lo que en su opinión, es una manera velada de criticar la actual.
A su juicio, cuando el mandatario dijo que implementaría el reglamento de la Ley de Migración aprobado en 2012, aparentemente lo hizo para tranquilizar a los grupos opuestos a la migración haitiana.
No es una simple coincidencia que el tema de la diáspora dominicana le sigue a la cuestión haitiana, y prometió velar por los dominicanos en el exterior (incluso los que están en Haití), pero en el fondo recuerda a la opinión pública que también la República Dominicana tiene hijos que han tenido que dejar a su tierra para buscar mejor suerte en otros lares, subrayó.
Hay que cambiar funcionarios. Paraison dijo que ahora lo que se espera son los cambios de funcionarios que pueden llevar a cabo esta visión.