Parálisis y tormenta

Parálisis y tormenta

Desde antes del 20 de mayo pasado un gran número de dominicanos parece estar padeciendo de “parálisis facial”.  Las encuestas sobre preferencias electorales favorecían primero al PRD y a Hipólito Mejía.  Luego esa diferencia fue disminuyendo hasta llegar a lo que llamaron en su momento “un empate virtual”.  El porcentaje de simpatías del candidato Hipólito Mejía se redujo gradualmente; la puntuación de Danilo Medina creció poco a poco y superó la de su contrincante.  El resultado de las elecciones acentuó esa aparente “parálisis facial”, tanto en perredeístas como en peledeístas.  Pero las expresiones de las caras no reflejaban las grandes “tormentas estomacales” que los agitaban por dentro.

 Hoy, a diez días de la toma de posesión del Presidente electo Danilo Medina, continúa esa “parálisis facial” acompañada de “tormenta estomacal”.  Muchos peledeístas no creían cosa fácil derrotar al PRD después de ocho años en el poder, con el consiguiente “desgaste” de popularidad.  Tenían “caras largas” y no movían un solo músculo facial, aunque sintieran el vientre contraído y retortijones en los intestinos.  Los perredeístas, por su experiencia en las contiendas  contra el Partido Reformista, sabían que “cuando la diferencia es mínima el gobierno lleva la ventaja”.  Además, estaban temerosos de que alguna declaración “intempestiva” de su candidato les echara  a perder el torneo en el último minuto.

 Al difundirse los cómputos electorales pudo comprobarse la altísima votación registrada a favor de PRD o, si se prefiere, contra el gobierno.  Los peledeístas ganaron las elecciones con el concurso de “los partidos aliados”.  El apoyo del Presidente Fernández al candidato Danilo Medina fue también factor fundamental. Las disputas internas del PRD completan la “utilería” del recién desmontado escenario electoral.  Todos estos elementos contribuyen a que se mantengan, simultáneamente, la “parálisis facial” y la “tormenta estomacal”.

Ahora mismo “tormenta” y “parálisis” afectan, principalmente, a los peledeístas militantes.  ¿Qué dirá Danilo Medina en su discurso inaugural? ¿Quiénes conformarán su gabinete? ¿Con qué recursos contará para “relanzar” la economía? ¿Me dejará en el cargo? ¿A quién nombrará en los puestos de decisión más cercanos al Presidente? Mucha gente en el PLD está haciendo el “conteo de cabezas y sombreros”, cálculo que no tiende al equilibrio.  Persisten, pues, tormenta adentro, parálisis afuera.

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